Después de la última semana de su peor caída desde marzo, la Bolsa de Nueva York abrió este martes de elecciones presidenciales con indicadores positivos, tras un lunes de recuperación.
Sur Florida / diariolasamericas
Este martes el Dow Jones abría con 1,7% de ganancia y se sumaban a esa tendencia el Nasdaq y el S&P 500, a pesar de que Apple, Amazon, Google y Tesla mostraban cierta tendencia a la baja para el mediodía y la tarde a diferencia de Bank of America y Boeing que resaltaban una fuerte recuperación de sus acciones, lo que haría dispar el cierre del indicador de las principales empresas en el día de las elecciones.
Hasta marzo, las excelentes noticias sobre la economía y luego los paquetes de estímulo económico inyectados por el gobierno federal mantuvieron la confianza de los accionistas en Wall Street, pero en la semana que concluyó el viernes los principales indicadores terminaron en rojo.
El lunes, a un día de los comicios, el Dow Jones Industrial Average ganó el lunes 1,60% a 26.925,05 puntos y el tecnológico Nasdaq 0,42% a 10.957,61 unidades, en tanto el S&P 500 ganó 1,23% a 3.310,24.
La semana pasada la Bolsa terminó en rojo por renovadas preocupaciones sobre el avance del coronavirus en el mundo y las dudas sobre los comicios generales, cuando la mayoría de las encuestas continúan otorgámdole ventaja al exvicepresidente Joe Biden y candidato demócrata.
Los últimos sondeos han incidido notablamente en las últimas dos semanas en la Bolsa de Nueva York y en el resto de los mercados internacionales. Wall Street en meses anteriores registraba cifras positivas récord hasta que comenzaron las votaciones anticipadas. A partir de ese momento, la confianza de los inversionistas y las principales empresas de tecnología revelaron mucha incertidumbre sobre el resultado final de las elecciones.
Una posible victoria de Joe Biden muestra más preocupación que optimismo en los mercados bursátiles, ya acostumbrados en los últimos cuatro años de la presidencia de Donald Trump a una tendencia alcista sólida impulsada por el acuerdo firmado en enero entre EEUU y China que puso fin a la guerra de los aranceles, una disputa que mantuvo en vilo a los mercados internacionales durante año y medio.
Tras la llegada a EEUU de la pandemia de COVID-19, muchos analistas pronosticaron un desplome histórico de Wall Street, sin embargo sucedió lo contrario debido a todas las medidas del Departamento del Tesoro junto a la Reserva Federal sobre paquetes de estímulo de emergencia a la economía, las tasas de interés en cero, ciertas restricciones a los bancos estadounidenses en la venta de acciones y en particular el vital respaldo federal a las pequeñas y medianas empresas, aerolíneas y automotrices.
Todas esas estrategias de urgencia, sumada a varias inyecciones de capitales de la Reserva Federal lograron el apoyo y confianza de los inversionistas, por lo que Wall Street no solo pudo sostenerse en verde, sino que logró decenas de récords en sus indicadores, algo que algunos expertos tildaron de espejismo bursátil, pero que cumplió sus objetivos de evitar un desplome inédito de la Bolsa de Nueva York, similar al llamado “Crack de 1929”.
Desde junio, la economía estadounidense comenzó a dar señales de recuperación en medio de una pandemia que ha dejado más de 230.000 muertes en EEUU y luego de un repunte de casos en más de 30 estados del país cuando todo parecía encaminarse a una salida rápida y favorable para todos los sectores del país.
En estos momentos, los princiapales índices económico de EEUU confirman la recuperación al tiempo que en el último trimestre el PIB, con proyección anual, crecía más de un 33% y cifras de desempleo por debajo del 8%, algo que los analistas no imaginaron ver antes de fin de año. Se esparaba que las estadísticas de pérdida de trabajo oscilaran entre 9.5% y más del 10%