El presidente Joe Biden y otros altos funcionarios estadounidenses fueron sorprendidos el domingo por la velocidad de la total casi total de Afganistán por el Talibán, al tiempo que la planeada retirada final de las tropas estadounidenses se convirtió urgentemente en una misión para garantizar una vacunación segura.
Sur Florida / AP
La velocidad del colapso del gobierno afgano y el caos subsiguiente representaban la prueba más severa para Biden como comandante en jefe y el presidente era blanco de fuere críticas de los republicanos, que dijeron que había fracasado.
Biden hizo campaña como un experto en relaciones internacionales y se ha pasado meses minimizando el prospecto de un Talibán en ascenso al tiempo que resaltaba que los estadounidenses de todo el espectro político estaban hastiados de una guerra de 20 años, un conflicto que ha demostrado los límites del dinero y la fuerza militar para imponer una democracia estilo occidental a una sociedad que no está lista ni dispuesta a adoptarla.
Para el domingo, sin embargo, importantes miembros del gobierno reconocieron que fueron tomados desprevenidos por el vertiginoso desplome de las fuerzas de seguridad afganas. Los retos de ese esfuerzo se volvieron claros luego que reportes de tiroteos esporádicos en el aeropuerto de Kabul hicieron que los estadounidenses que esperaban vuelos luego del cierre de la embajada buscasen refugio.
“Hemos visto que esa fuerza no ha podido defender el país y eso ha sucedido más rápidamente que lo que anticipamos”, le dijo que el secretario de Estado Antony Blinken a la CNN, refiriéndose a las fuerzas armadas afganas.
El torbellino en Afganistán cambia el foco de manera inoportuna para un presidente que se ha centrado mayormente en una agenda nacional que incluye la salida de la pandemia, ganar la aprobación del Congreso para billones de dólares en gastos en infraestructura y la protección de los derechos de los votantes.
Biden siguió en Camp David el domingo, recibiendo actualizaciones regulares sobre Afganistán y realizando teleconferencias con miembros de su equipo de seguridad nacional, de acuerdo con altos funcionarios de la Casa Blanca. Los próximos días serán claves para determinar si Estados Unidos consigue recuperar algún control sobre la situación.