23 de diciembre de 2024 7:28 AM

Tres cadenas perpetuas para el israelí que quemó vivos a tres palestinos

Amiram Ben-Uliel, el extremista israelí que en 2015 incendió una vivienda palestina en Duma y mató a tres de sus residentes, entre ellos un bebé, recibió este lunes tres condenas a cadena perpetua, una sentencia que cierra cinco años después un crimen que causó dolor e indignación entre los palestinos.

Sur Florida/ABC

El Tribunal de Distrito de Lod atribuyó el crimen de Ben-Uliel, de 26 años, a su «ideología extremista y racista», según el fallo difundido hoy y al que tuvo acceso Efe.

El juez consideró que este «no se responsabilizó de sus acciones», dice la sentencia, que los abogados defensores ya han anunciado que apelarán ante el Tribunal Supremo, informó el digital Times of Israel.

El incidente se produjo en julio de 2015 en la aldea de Duma, cerca de Nablus (norte de Cisjordania), cuando Ben-Uliel lanzó un cóctel molotov que causó un gran incendio mientras la familia dormía.

El incendio mató al matrimonio de Saad y Reham Dawabshe y a su bebé, Alí, de 18 meses. Otro de sus hijos, Ahmed, que tenía entonces cuatro años, sobrevivió con quemaduras en el 60 por ciento de su cuerpo.

A parte de las tres cadenas perpetuas, Ben-Uliel fue sentenciado a veinte años de cárcel adicionales por las heridas a Ahmed, a quien deberá pagar unos 49.000 euros en concepto de indemnización. También tendrá que aportar unos 189.000 euros a la familia Dawabshe «por cada una de las tres víctimas mortales» que causó, explicó una portavoz judicial a Efe.

Además, deberá pagar unos 63.000 euros al dueño de otra vivienda palestina que en su momento estaba vacía y también quemó el día del ataque.

Ben-Uliel creció en una familia de colonos en un asentamiento judío de Cisjordania. El pasado mayo, la Justicia lo declaró culpable de tres asesinatos y dos intentos de asesinato, al concluir que actuó con «conspiración para cometer un crimen de odio».

No se le consideró parte de ninguna «organización terrorista», pero el tribunal de Lod calificó el crimen como «un acto de terrorismo».

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