El Congreso de los Estados Unidos se mostró dispuesto a votar el domingo un paquete de estímulo de 900.000 millones de dólares para la lucha contra la pandemia, después de que los senadores llegaran a un compromiso a última hora de la noche y superasen uno de los últimos obstáculos, concretamente una disputa sobre los programas de préstamos de la Reserva Federal.
Sur Florida / Reuters
El líder demócrata del Senado Chuck Schumer dijo a última hora de la noche del sábado a los periodistas en el Capitolio de EEUU: “Si las cosas siguen por este camino y nada se interpone, podremos votar mañana”.
Los líderes congresistas planean adjuntar el paquete de ayuda para el coronavirus, que incluye 600 dólares de pagos directos a individuos y un suplemento de compensación por desempleo de 300 dólares semanales, a un proyecto de ley de gastos de 1,4 billones de dólares que financiará la actividad del gobierno de Estados Unidos hasta septiembre de 2021.
Sin embargo, los legisladores también se enfrentan a un nuevo plazo de financiación del gobierno, con el límite en la medianoche del domingo (0500 GMT del lunes), arriesgándose a un cierre del gobierno.
El presidente de los Estados Unidos Donald Trump, cuya administración ha dejado las negociaciones en manos de los líderes del Congreso, se quejó el domingo por la mañana acerca que no se había alcanzado un acuerdo.
“¿Por qué el Congreso no le da a nuestra gente un paquete de estímulo? No fue su culpa, fue culpa de China”, dijo Trump en Twitter. “Háganlo, y denles más dinero en pagos directos”.
El senador Pat Toomey, republicano por Pensilvania, había insistido en un lenguaje que garantizara que el banco central no pudiera rescatar los programas de préstamos de emergencia para pequeñas empresas y gobiernos estatales y locales después del 31 de diciembre, cuando expiran bajo la legislación CARES de alivio para la COVID-19 aprobada en marzo.
Los republicanos habían dicho que los programas son una interferencia innecesaria del gobierno en los negocios privados y que politiza la Reserva Federal, y acusaron a los Demócratas de buscar extenderlos hasta el 2021 como una puerta trasera para proveer fondos sin control a los gobiernos estatales y locales controlados por miembros de su partido.
Los demócratas, a su vez, acusaron a los republicanos de tratar de atar de manos a la Reserva Federal con tal de limitar las opciones del presidente electo Joe Biden para impulsar la economía en decadencia después de que tome posesión del cargo el 20 de enero.