Cientos de trabajadores de la vida nocturna protestaron el lunes por los cierres en la capital de Colombia en un momento en que el país batalla con un fuerte aumento de casos de COVID-19, el cual ha llevado a la implementación de una nueva serie de restricciones económicas y ha obligado al cierre de muchos negocios.
SurFlorida /AP
Personal de seguridad, DJ, cocineros y propietarios de bares se reunieron en una plaza cerca de uno de los distritos de vida nocturna en la ciudad y llevaron platos garabateados con mensajes que exhortaban al gobierno a brindar ayuda. Luego estrellaron los platos en el suelo para expresar su frustración por las políticas de Colombia para controlar el coronavirus.
“Las mujeres y hombres que dependen de esta economía nocturna no pueden seguir pagando los platos rotos de la pandemia ni de las malas decisiones”, dijo David Contreras, presidente de ASOBARES, la asociación de propietarios de bares. “No estamos dispuestos a soportar un cierre más”.
A principios de abril, los casos de coronavirus comenzaron a aumentar en Colombia, lo que provocó que las autoridades impusieran toques de queda y cierres durante los fines de semana en las ciudades más grandes del país. A pesar de estas medidas, Colombia actualmente experimenta tres veces más muertes diarias a causa del virus que en marzo, con aproximadamente 400 decesos por COVID-19 cada día. En Bogotá, la capital, se han identificado las variantes brasileña y británica del virus.
Los trabajadores de la vida nocturna en Bogotá dijeron que es injusto que el gobierno los cierre mientras que las industrias diurnas, como tiendas y restaurantes, tienen permiso de operar. Se quejaron de que la decisión del gobierno de cerrar la vida nocturna ha forzado a las personas a organizar fiestas clandestinas en sus casas, en donde no hay regulaciones.
Según la asociación de comerciantes colombianos, FENALCO, más de 27.000 bares y restaurantes han cerrado desde que comenzó la pandemia, provocando la pérdida de cientos de miles de empleos.
Muchos de quienes han mantenido su empleo trabajan por salarios mucho menores.
Leticia Ibagué, una barista que asistió a la protesta, dijo que antes de que iniciara la pandemia era empleada de tiempo completo en un restaurante y ganaba el equivalente a aproximadamente 400 dólares al mes más propinas, pero ahora sólo le pagan por turnos.
Gana alrededor de una tercera parte de su salario previo y le preocupa que los nuevos impuestos propuestos por el gobierno para pagar los costos de la pandemia afecten todavía más sus ganancias.
“Nosotros necesitamos trabajar los fines de semana”, dijo Ibagué. “No recibimos ayudas del gobierno. Nos urge trabajar por nuestras familias”.