A estas alturas todos hemos escuchado sobre la tendencia cetogénica, también popularmente conocida como dieta keto, no es ningún secreto decir que se trata de una de las más populares pautas alimenticias en la actualidad. Si bien se cuenta con numerosas referencias científicas que avalan sus beneficios para la salud y una efectiva pérdida de peso, aún quedan muchas dudas en el aire y nunca es tarde para esclarecerlas. A grandes rasgos la dieta keto limita estrictamente la ingesta de los carbohidratos, mientras aumenta el consumo de grasas y su objetivo principal es alentar al cuerpo a quemar grasas para obtener energía en lugar de carbohidratos. Este cambio metabólico suele ser radical y pone al cuerpo en un estado de cetosis, es un proceso en el cual el cuerpo comienza a descomponer la grasa debido a la falta de azúcar en la sangre. De tal modo que logra convertir la grasa en cetonas que son las encargadas de proporcionar la energía que necesita. Se cuenta con datos en los que se confirma que una persona entra en estado de cetosis entre 2-4 días después de iniciar con la dieta.
Sur Florida / eldiariony
¿En qué consiste un plan de dieta cetogénica? Existen diferentes esquemas de dieta keto, los cuales suelen variar en su nivel de restricción; sin embargo la mayoría de los planes cetogénicos siguen las siguientes normas:
– Limita la ingesta de carbohidratos diaria a 50 gramos o en algunos casos menos.
– Establecen las siguientes proporciones de nutrientes, basadas en una dieta de 2000 calorías por día: 55-60% de calorías de grasa, 30-35% de calorías de proteínas y 5-10% de calorías de carbohidratos.
Si bien no podemos dejar de mencionar que se cuenta con numerosos estudios que avalan los beneficios terapéuticos de seguir la dieta cetogénica, también es importante hablar sobre los posibles riesgos en el cuerpo. Finalmente no podemos dejar de mencionar que un plan de alimentación cetogénico tiene sus pros y sus contras, por lo tanto es indispensable realizar cualquier cambio de dieta con la supervisión de un profesional.
Sobre los beneficios de la dieta keto:
De manera natural restringir el consumo de carbohidratos generalmente ocasiona disminución de peso y sin pasar hambre. No en vano la alimentación baja en carbohidratos se ha usa como método de pérdida de peso durante al menos 150 años, de hecho se cuenta con estudios modernos, en los que se posiciona como una de las dietas más eficaces para lograr un peso óptimo en poco tiempo. Finalmente dejar de consumir las principales fuentes de carbohidratos como es el caso concreto del pan y el azúcar, beneficia significativamente la ingesta calórica diaria. También los carbohidratos más que otros alimentos, estimulan la liberación de la hormona insulina, que es la principal responsable del almacenamiento de grasa en el cuerpo.
Se cuenta con referencias científicas en las que se posiciona como un buen método para corregir la diabetes tipo 2. Teniendo en cuenta que el principal problema en la diabetes es una glucosa sanguínea demasiado alta, y ésta proviene de los carbohidratos que comemos: comer menos carbohidratos, hace que sea más fácil para el cuerpo controlar el nivel de glucosa en sangre. Además es sumamente común presentar muchos menores problemas estomacales al seguir una dieta baja en carbohidratos, en concreto se asocia con la disminución de gases, calambres estomacales, diarrea y produce mejoras en condiciones como la acidez y el síndrome de intestino irritable.
Sobre los posibles riesgos de la dieta keto:
Muy a corto plazo, es decir al iniciar la dieta es muy normal que se de un síntoma conocido como “keto flu”, es una especie de gripe que se presenta como una reacción del organismo ante cualquier cambio radical en el sistema de alimentación. Especialistas en medicina coinciden en que la mayoría de las personas presentan algunos síntomas, sobre todo durante la primer semana de iniciar con la dieta cetogénica. Estos efectos se deben a que el cuerpo está aprendiendo a cambiar su fuente de energía, cuando comienzas a reducir los carbohidratos, la mayoría de las personas atraviesan un período de adaptación cetogénica o gripe cetogénica. Durante este proceso el cuerpo está pasando de depender de los carbohidratos, a aumentar la producción de cetonas a partir de la descomposición de las grasas para así suministrar la energía principal. Entre las principales señales de la famosa gripe cetogénica, se encuentran síntomas como: confusión mental, dificultad para concentrarse, sentirse demasiado cansado o letárgico, insomnio, náuseas y vómito, estreñimiento y dolores de cabeza. La buena noticia es que este proceso solo tarda unos días, por lo que es importante tener paciencia y permitir que el cuerpo se adapte.
Si bien se continúan investigando los efectos a largo plazo de la dieta cetogénica más allá de los primeros 2 años. Existen riesgos potenciales que se relacionan con lo restrictivo de la dieta, entre los principales se incluyen algunas deficiencias de vitaminas y minerales. Y la razón principal es que al controlar los carbohidratos, se limita la ingesta de fuentes de nutrientes importantes como la fruta, verduras y cereales integrales. Las deficiencias de vitaminas y minerales pueden causar una variedad de síntomas, que van de leves a graves, por lo tanto quien decida seguir este estilo de alimentación deberá asegurarse de no perder ningún nutriente.
Algunos otros riesgos potenciales que suelen presentarse más adelante, con el paso del tiempo:
– Cálculos renales
– Esteatosis hepática (hígado graso)
– Hipoproteinemia o niveles bajos de proteína en la sangre
Se cuenta con un estudio del 2016, en el cual se encontró que las personas que siguen dietas bajas en carbohidratos tienen niveles más altos de colesterol de baja densidad, que es un factor de riesgo de enfermedad cardíaca. También se cuenta con otro estudio, en el que se comprobó que seguir una dieta baja en carbohidratos que se enfoca en el consumo de proteínas de origen animal y grasas, aumenta el riesgo de diabetes tipo 2 y muerte.
Sin lugar a dudas cuando se trata de realizar ajustes en la alimentación, lo más importante es informarnos y siempre contar con la adecuada supervisión médica. Finalmente no podemos olvidar que cada persona tiene condiciones particulares, y en lo que respecta a las dietas; lo que funciona para algunos puede ser muy contraproducente para otros.