22 de diciembre de 2024 11:49 PM

Tips para aprovechar el tiempo que inviertes en el uso de tecnología, ¡no lo sigas desperdiciando!

A la mayoría de nosotros nos cuesta reconocer que, cuando se trata de las pantallas, tenemos la misma fuerza de voluntad para contenernos que un escolar frente a un paquete de golosinas. Y no debería causar ninguna sorpresa saber que el aislamiento provocado por la pandemia ha impulsado el uso de la tecnología a todos los niveles.

Por surflorida/Univision

La empresa de análisis de apps App Annie, por ejemplo, indicaba que en abril de 2020, dos meses después del inicio de la pandemia y el confinamiento en buena parte del país, se produjo un incremento del uso de apps en dispositivos móviles del 20% hasta alcanzar las cuatro horas 18 minutos al día, lo que equivale a 45 minutos adicionales diarios frente a la pantalla.

No todo el tiempo frente a la pantalla tiene la misma calidad. Algunas actividades online conllevan cierto riesgo. Pasar largos períodos navegando pasivamente por redes sociales, por ejemplo, está relacionado con un mayor sentimiento de envidia y soledad, y con un elevado riesgo de depresión.

El primer paso para cambiar un hábito es ser consciente de ello. Y aquí se encuentra la raíz del problema: si haces una estimación del número de horas que pasas frente al celular es muy, muy probable que te quedes por debajo, y te sorprendas al saber la cantidad de días, o incluso meses, que el uso de redes sociales u otras aplicaciones se ha llevado por delante en lo que va de año.

Cambiar cualquier comportamiento cuando no se tiene claro cómo es misión imposible. El primer paso es saber a qué dedicamos el tiempo frente a la pantalla, mediante apps como Moment, o con herramientas integradas en nuestro teléfono. Esto es importante porque algunos estudios sugieren que tendemos a subestimar el tiempo que pasamos navegando y deslizando el dedo. Ese seguimiento ofrecerá una perspectiva y nos dará una idea de los cambios que queremos realizar.

El tiempo pasivo dedicado a las redes sociales puede ser peor para nuestro bienestar que el uso activo. Varios estudios sugieren que cuanto más tiempo pasamos desplazándonos por las publicaciones en las redes sociales sin participar, más probabilidades tenemos de experimentar depresión y otros efectos negativos de compararnos con los demás. Un uso pasivo podría ser leer una actualización de un amigo y continuar desplazándonos por la pantalla. El uso activo sería escribir un comentario o subir nosotros mismos actualizaciones.

“Esto no significa que todos debamos escribir comentarios en cada nueva publicación que vemos, por supuesto, sino que solo deberíamos identificar cuándo no nos sentimos comunicativos y, quizá, buscar una actividad diferente digital para ocupar ese tiempo”, dice Caddy.

No uses el celular como despertador … Para que no sea lo primero que ves al levantarte

Muchos usamos nuestro celular como despertador, lo cual es muy práctico pero también significa que es lo último que vemos por la noche y lo primero que nos encontramos nada más abrir los ojos por la mañana. La recomendación es invertir en un despertador de los de toda la vida y cargar el celular por la noche en otra habitación para reducir las tentaciones de mirarlo. Numerosos estudios muestran que el uso de redes sociales antes de irse a dormir está relacionado con problemas de sueño.

Controla tus notificaciones… No te lo pongas más difícil 

Dejas el teléfono en la mesa y suena cada par de segundos, poniéndotelo más y más difícil. Es importante ajustar las notificaciones para recibir el menor número posible. Hay cada vez más investigaciones que prueban que la mera presencia de un celular reduce nuestras capacidades cognitivas.

Cuanto más aburrido, mejor: usar un modelo antiguo puede ser de ayuda

Una de las tendencias para alejarse del celular consiste en hacerlo aburrido (transformar la configuración en una cosa sosa y gris), con la esperanza de evitar sus largos y apetecibles tentáculos. Otra opción es optar por un modelo antiguo (aunque quizá no tanto con el de la fotografía) para que se reduzca parte del embrujo que ejercen sobre nosotros los celulares.

La solución más radical ¿Qué pasaría si te deshicieras del celular una temporada?

Esta es una solución no apta para todos los públicos: arrojar el celular al retrete (o, simplemente, deshacerse de él por una temporada). Parece ser que, cuando te amputan un brazo o un pie, pueden pasar meses o incluso años en los que continúas sintiendo la presencia invisible de ese pegajoso fantasma. Con el móvil es lo mismo. Sabemos mucho ya de nuestra dependencia del teléfono para más y más actividades cotidianas, pero muy poco de las ventajas de vivir sin el artilugio. Quizá merezca la pena probarlo.  

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