Un subcontratista que trabajaba en el nuevo avión presidencial de Estados Unidos hasta que Boeing decidió cortar lazos con dicha empresa anunció el viernes que eliminará 223 empleos.
SurFlorida – AP
En un comunicado, el director general de GDC Technics, Brad Foreman, dijo que los despidos son resultado directo de la decisión de Boeing.
En una carta dirigida a la Comisión de Fuerza Laboral de Texas, GDC dijo que anticiparía el cese de la mayoría de sus operaciones en su sede en Fort Worth. También cerrará su instalación en San Antonio donde se efectuaban los trabajos del avión Air Force One.
Boeing, con sede en Chicago, no emitió de momento declaración alguna sobre el asunto.
Boeing había demandado a GDC al acusarla de caer en problemas financieros e incumplir plazos, causándole daños por millones de dólares y poniendo en peligro trabajo importante para la Fuerza Aérea de Estados Unidos y el presidente.
En su respuesta, GDC contrademandó a Boeing, con el argumento de que la mala administración en esa compañía causó las demoras; también acusó a Boeing de incumplir sus obligaciones contractuales con los subcontratistas, como la falta de pago a GDC por su trabajo. También afirma que Boeing dañó la reputación de GDC ante el Pentágono.
La Fuerza Aérea concedió a Boeing un contrato de 3.900 millones de dólares en 2018 para que convirtiera dos aviones Boeing 747-8 en los icónicos jets presidenciales y los entregara en diciembre de 2024. Boeing contrató a GDC para que trabajara en el Air Force One y otros aviones ejecutivos utilizados para el transporte de funcionarios.
Boeing trabaja actualmente en mejoras a la energía eléctrica, sistemas de comunicación, interiores ejecutivos y otros trabajos en los aviones en su planta en San Antonio, dijo un portavoz de la empresa.