Los abogados que representan a dos hombres inocentes que murieron durante una balacera que recordó a las que ocurrían en el Viejo Oeste entre la policía y dos ladrones de joyas hace casi un año, el jueves criticaron duramente a las fuerzas del orden público, acusando a los investigadores de retener información como las pruebas balísticas que habrían mostrado quién hizo los disparos fatales en una batalla campal a tiro limpio que se transmitió en vivo por la televisión.
Sur Florida/El Nuevo Herald
Michael Haggard, que representa a la familia del conductor de UPS Frank Ordoñez, quien pereció después que su camión terminó secuestrado por los ladrones, y obligado a enfrascarse en una persecución por dos condados, dijo que Carlos Lara, un testigo que se encontraba en un vehículo cercano, le contó que fue la policía quien hizo el primer disparo de lo que luego se convertiría en una lluvia de casi 200 balas en una concurrida calle.
“Fue una imprudencia absoluta. No hubo la menor estrategia táctica. Trataron de acorralar a los dos secuestradores y usaron a los civiles como escudos humanos. Empezaron a disparar a mansalva sin ningún respeto por las vidas de las personas”, dijo Haggard. Ya el abogado presentó una demanda de homicidio por negligencia a nombre de la familia de Ordoñez, y dijo que planea hacer lo mismo con la familia de Rick Cutshaw, de 70 años, un organizador sindicalista que también murió en la refriega.
Haggard dijo que cree que Ordoñez, de 27 años —tomado como rehén en Coral Gables por los ladrones armados Lamar Alexander y Ronnie Hill, ambos de 41 años— aún estaba vivo cuando comenzó el tiroteo en una esquina de Miramar.
“No sabemos qué balas lo mataron porque no tenemos los reportes”, dijo Haggard.
Troy Walker, el agente especial del Departamento de Policía de la Florida (FDLE), que está a cargo de la investigación sobre el incidente, dijo que su máxima prioridad es llevar a cabo una pesquisa exhaustiva e imparcial. Walker agregó que a las familias se le ha dado alguna información.
“Sin embargo, dar un tipo de información específica durante una investigación abierta hace que sea difícil, si no imposible, determinar exactamente qué pasó. Algo todavía más importante, es que este caso se presentará ante un jurado de instrucción del Condado Broward, de ahí que no queramos comprometer la integridad de la investigación”, dijo Walker en una declaración. “Seguimos pidiendo que tengan paciencia mientras la investigación continúa. Toda la información (los reportes del caso, los interrogatorios, videos y pruebas forenses) estarán listos después que se cierre el caso”.
Fue el jueves después del Día de Acción de Gracias del año pasado cuando las estaciones locales de televisión interrumpieron las noticias de la tarde para mostrar los momentos en que varias agencias policiales perseguían a un camión de UPS desde el área de Coral Gables hasta una concurrida intersección en Miramar. Alexander y Hill habían tratado de robar una joyería en Coral Gables, uno de ellos haciéndose pasar como cartero, y disparando contra el piso de la joyería. La bala rebotó y alcanzó a una empleada en la frente. La mujer sobrevivió.
Los dos sospechosos corrieron hacia un camión de U-Haul que estaba parado cerca. El gerente de la tienda y un empleado los persiguieron y dispararon contra el vehículo, astillándole las ventanillas. Poco después, Alexander y Hill abandonaron el U-haul y secuestraron el camión de UPS que conducía Ordoñez. La policía le dio caza al camión que se dirigía al norte por el Turnpike de la Florida, tomó luego la autopista I-75, y por último las calles del suroeste del Condado Broward. Cuando el camión quedó atrapado en el tráfico en una intersección de Miramar, los agentes, algunos usando sus vehículos como escudos, rodearon el camión de UPS detenido en Miramar Parkway, y comenzó una balacera descomunal.
Alexander y Hill murieron en la batalla a tiros, al igual que Ordoñez y Cutshaw, que trataba de ponerse a salvo del caos cuando una bala penetró por el cristal trasero y lo mató. En total, 19 agentes dispararon sus armas, 13 de ellos de la policía del Condado Miami-Dade, el resto de Pembroke Pines, de Miramar y agentes de la Patrulla de Caminos de la Florida (FHP).
Casi 11 meses después del incidente, las agencias policiales han dado a conocer muy poca información sobre el caso. El FBI se encargó de la pesquisa, y la FDLE está investigando lo sucedido, en tanto se cree que fiscales del Condado Broward solicitarán la creación de un jurado de instrucción para decidir si se presentan o no cargos delictivos.
Además de quejarse de lo largo y de la poca transparencia de la investigación, Haggard dijo que las fuerzas del orden debieron haber tratado de reducir la intensidad de la situación en vez de empeorarla, y luego añadió que el trabajo policial en torno a la investigación fue muy descuidado. En determinado momento, Haggard mostró una bolsa de plástico llena de balas que, según dijo, Lara encontró en el capó de su automóvil.
“Encontró las balas al día siguiente en el capó de su auto”, apuntó el abogado.
Luz Apolimario, la madre de Ordoñez, dijo que lo único que quiere es justicia por la muerte de su hijo.
“Me voy a sentir así por el resto de mi vida”, dijo Apolimario durante la conferencia de prensa del jueves. “Veo a las niñas [sus nietas] mucho. Es terrible. La mayor se siente muy triste y pregunta constantemente por su padre”.
Jasmine Martínez, madre de las dos niñas de Ordoñez, también habló públicamente por primera vez. Martínez dijo que todavía es muy duro hablar de lo que ocurrió con sus hijas de seis y cuatro años, ya que aún no han comprendido del todo lo que pasó.
“Mis dos hijas querían mucho a su papá”, dijo. “Lo van a echar de menos por el resto de sus vidas”.