Un artículo publicado en la revista Foreign Policy clasifica al gobernante cubano Raúl Castro como el cuarto peor dictador del mundo, y sostiene que después de 52 años de gobierno de los hermanos Castro, “los cubanos están despertando”.
Castro se está viendo obligado por una débil economía a reducir los subsidios estatales que mantuvieron a la gente controlada durante décadas, y ahora dependerá “totalmente de la represión estatal. Es un arreglo muy frágil “, agregó la publicación.
“Después de 52 años bajo el gobierno de los hermanos Castro, los cubanos están despertando”, escribió George B.N. Ayittey, natural de Ghana y presidente de la fundación Free Africa, con sede en Washington. Ayittey publicó una misma lista en el 2010.
El autor señaló un incidente ocurrido el 23 de agosto, en el que una multitud gritó insultos contra la policía que arrestó a cuatro mujeres disidentes que organizaron una protesta en las escalinatas del edificio del Capitolio, en La Habana.
El artículo de Ayittey puso a Castro en el puesto número 4 de una lista de seis dictadores. Castro quedó detrás de Omar al Basher, de Sudán; Mahmoud Ahmadinejad, de Irán, y Yoweri Museveni, de Uganda, y por delante de Paul Biya, de Camerún.
La lista de los peores dictadores del mundo, que el año pasado tuvo a Castro en el 21er. lugar de entre 23, fue publicada el viernes por la revista Foreign Policy, propiedad de Washingtonpost-Newsweek Interactive, LLC. No se explicó por qué la lista cayo de 23 lugares a seis
La lista del 2010 describió a Castro como sufriendo de “astigmatismo intelectual”, porque no ha sido capaz de ver que la revolución cubana es “obsoleta, un fracaso abismal. Y totalmente irrelevante para las aspiraciones del pueblo cubano”.
En el informe de este año, Ayittey señaló que cuando publicó la lista de los dictadores del año pasado —los llamó “cabezas de coco”— pocas personas pensaron que los tiranos caerían en un corto plazo”.
Desde entonces, los dictadores de Túnez, Egipto y Libia han sido derribados, y los gobernantes de Siria, Bahrein y Yemen se enfrentan a sangrientas revueltas internas.
“Los llamados expertos de los medios occidentales fueron sorprendidos mientras dormían la siesta. Estas personas no están preparadas para la democracia, nos dijeron en una ocasión”, escribió Ayittey. “Más patéticos y despistados que nadie, sin embargo, lo fueron —y lo siguen siendo— los endurecidos cocos”.
Bajo las crecientes presiones a favor de cambios, añadió, los dictadores están recurriendo al “baile del coco”: promesas de reformas, represiones brutales contra los oponentes, “y por último, una voltereta para aterrizar abruptamente en una cuenta bancaria suiza congelada”.
Juan O. Tamayo
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