El presidente ruso Vladimir Putin no felicitará al presidente electo Joe Biden hasta que se resuelvan los desafíos legales a las elecciones estadounidenses y el resultado sea oficial, anunció el lunes el Kremlin.
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Putin es uno de un puñado de líderes mundiales que no han comentado sobre la victoria de Biden, que fue convocada por las principales organizaciones de noticias el sábado. Pero el equipo del presidente Donald Trump ha prometido acciones legales en los próximos días y se ha negado a conceder su pérdida, alegando fraudes electorales a gran escala, hasta ahora sin pruebas.
Cuando Trump ganó en 2016, Putin fue rápido en ofrecer felicitaciones, pero el contrinte de Trump en esa elección, Hillary Clinton, también concedió el día después de la votación.
El portavoz de Putin, Dmitry Peskov, dijo a los periodistas el lunes que este año es diferente.
“Obviamente, se puede ver que ciertos procedimientos legales están llegando allí, que fueron anunciados por el presidente en ejercicio, por lo tanto, esta situación es diferente, por lo que consideramos correcto esperar el anuncio oficial”, dijo.
El portavoz chino del Ministerio de Relaciones Exteriores, Wang Wenbin, ofreció una explicación similar de por qué el presidente Xi Jinping se ha quedado en silencio.
“Entendemos que el resultado de las elecciones presidenciales se determinará siguiendo las leyes y procedimientos de Estados Unidos”, dijo.
Peskov sugirió que cuando llegue el momento, un mensaje de felicitación de Putin vendría con todo el protocolo esperado.
“Les recuerdo que Vladimir Putin dijo más de una vez que respetará cualquier elección del pueblo estadounidense, y estará listo para trabajar con cualquier presidente elegido de los Estados Unidos”, dijo.
Por ahora, la detención de Putin permite un retraso en abordar esa cuestionamiento de cómo mejorar las relaciones. Aunque los políticos rusos elogiaron ampliamente la elección de Trump en 2016, esperando que cumpliese con sus promesas de mejorar los lazos, su administración decepcionó a Moscú al promulgar sanciones, expulsar a decenas de diplomáticos rusos tras el envenenamiento del agente doble Sergei Skripal en el Reino Unido, y autorizar las ventas letales de armas a Ucrania.
Pero Rusia es característicamente cautelesada de las administraciones demócratas de Estados Unidos porque tienden a ser más progresistas en cuanto a la crítica de Rusia en cuestiones de derechos humanos y democracia.
Biden, en un viaje de 2011 a Rusia como vicepresidente, personificó ese enfoque en un discurso en la Universidad de la Estatua de Moscú, la institución de educación superior más prestigiosa del país.
“No comprometas los elementos básicos de la democracia. No es necesario hacer ese trato faustino”, dijo a los estudiantes.
Biden también está manchado a los ojos de Rusia por haber sido el hombre de referencia de la administración Obama en Ucrania después del levantamiento que impulsó al presidente amigo del Kremlin del país del poder en 2014. Rusia sostuvo que esas protestas fueron fomentadas por los Estados Unidos.
Los funcionarios rusos achacaron con frecuencia las dificultades de las relaciones Moscú-Washington durante la administración Trump de la supuesta “Russofobia” llevada a cabo desde los años de Obama. Algunos políticos esperan que eso pueda aumentar bajo Biden.
“Con la victoria de un demócrata, uno puede esperar venganza de todas las fuerzas no conservantes en todo el mundo. Esto significa más russofobia en Europa, más muertes en (este de Ucrania) y en muchos otros puntos calientes del mundo, así como sanciones más motivadas políticamente, si hablamos de las consecuencias directas y más simples”, dijo Konstantin Kosachev, presidente del comité de asuntos exteriores en la Cámara Alta del Parlamento, cuyas opiniones generalmente son paralelas a las del Kremlin.
“La administración Biden puede volver a una política mucho más asertiva en el espacio postsoviético, que siempre es extremadamente inquietante para Moscú”, dijo Fyodor Lukyanov, editor de la revista Russia In Global Affairs, a la agencia estatal de noticias Tass.
Ambos, sin embargo, señalaron que es probable que una administración de Biden sea más susceptible a la cooperación internacional, especialmente en el control de armas, como la renovación del nuevo tratado START entre Rusia y Estados Unidos que expirará el próximo año.
Kosachev también sugirió que la elección de Biden eliminaría en gran medida las quejas sobre la interferencia electoral rusa, allanando así el camino para los acuerdos de armamento.
“No es que creamos que Washington estará aleccionándose, pero al menos un irritante clave puede desaparecer. ¿No es esto una razón para la reanudación de las negociaciones, por ejemplo, sobre el control de armas? Definitivamente estamos listos”, dijo.
