22 de diciembre de 2024 10:40 PM

Pesquisas del asesinato en Haití miran hacia firma de Miami

Para el propietario de una pequeña firma de seguridad que tendía a declararse en bancarrota y evitar pagar sus deudas, se veía como una buena oportunidad: encontrar gente con experiencia militar para un trabajo en Haití.

SurFlorida / AP

Perece que Antonio “Tony” Intriago, propietario de la empresa de Miami CTU Security, se lanzó de cabeza al proyecto y contrató a más de 20 exmilitares colombianos para la misión. Ahora los colombianos están muertos o han sido capturados tras el asesinato el 7 de julio del presidente de Haití, Jovenel Moïse, y la empresa de Intriago enfronta preguntas sobre su papel en el crimen.

El miércoles por la tarde, Léon Charles, jefe de la Policía Nacional de Haití, acusó a Intriago de viajar a Haití muchas veces dentro de la trama del asesinato y de firmar un contrato en el país, aunque no dio más detalles ni presentó pruebas.

“La investigación está muy avanzada”, dijo Charles.

Un profesional de seguridad de Miami cree que Intriago tenía demasiadas ganas de aceptar el trabajo y no presionó para conocer los detalles, lo que dejó a oscuras a sus contratistas. Algunos de sus familiares en Colombia han dicho que los hombres entendieron que la misión era dar protección a personas importantes.

Tres de los contratistas colombianos murieron y 18 estaban entre rejas en Haití, según dijo a la prensa en Bogotá el general Jorge Luis Vargas, jefe de la policía nacional colombiana. Diplomáticos colombianos en Haití no han tenido acceso a los detenidos.

CTU Security utilizó la tarjeta de crédito de la empresa para comprar 19 boletos de avión de Bogotá a Santo Domingo para los sospechosos colombianos supuestamente implicados en el asesinato. Uno de los colombianos muertos, Duberney Capador, se hizo una foto con un polo negro de CTU Security.

Nelson Romero Velasquez, exmilitar y abogado que asesora a 16 familias de los colombianos detenidos en Haití, dijo el miércoles que los hombres sirvieron en las fuerzas especiales del Ejército colombiano y podían operar sin ser detectados si querían hacerlo. Su comportamiento, señaló, deja claro que no viajaron a Haití para asesinar al presidente. 

“Tienen la capacidad de actuar como sombras”, dijo Romero Velasquez.

El ataque se produjo antes del amanecer en la vivienda privada del presidente. El mandatario murió baleado, y su mujer resultó herida. No estaba claro quién apretó el gatillo. Entre los sospechosos identificados más tarde en la amplia investigación había un exsenador haitiano, un funcionario despedido y un informante del gobierno estadounidense.

Miami se ha convertido en una pieza clave de las pesquisas. Hace tiempo que la ciudad es terreno fértil para la intriga, desde los tiempos en que fue el centro de reclutamiento de la CIA para la fallida operación de Bahía de Cochinos para derrocar al dictador cubano Fidel Castro a convertirse en punto de entrada clave para la cocaína colombiana en la década de 1980. Sus orillas con hileras de palmeras también han sido el paisaje del exilio para latinoamericanos y caribeños cuando los vientos políticos soplaban en contra en sus países de origen, y el lugar donde planeaban su regreso. 

Investigaciones de Seguridad Nacional, una agencia estadounidense responsable de investigar delitos que cruzan las frontera internacionales, también investiga el asesinato, según un funcionario del Departamento de Seguridad Nacional que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a comentar el caso. Declinó dar más detalles.

El FBI dijo que “presta asistencia en la investigación” a las autoridades haitianas.

Intriago, que inmigró desde Venezuela hace más de una década y participó en actividades en Miami para oponerse al régimen izquierdista en su país, no respondió a varias peticiones de entrevistarle.

Le gusta estar cerca de personas poderosas y ha compartido fotos en medios sociales en las que aparece con personas como el presidente de Colombia, Iván Duque.

La oficina de Duque dijo el lunes que no sabía nada de Intriago y señaló que Duque estuvo en Miami para hacer campaña para la presidencia en febrero de 2018. Posó para hacerse fotos con algunos de los asistentes, pero Duque no se reunió ni tenía ninguna relación con Intriago, señaló la oficina del presidente.

Registros oficiales de Florida indican que la empresa de Intriago cambió de nombre varias veces, en los últimos doce años, y pasó de ser CTU Security a CS Security Solutions y más tarde Counter Terrorist Unit Federal Academy LLC.

CTU indica dos direcciones en Miami en su sitio web. Una es un almacén clausurado sin rótulos. La otra es de una pequeña suite de oficina con otro nombre. Un recepcionista indicó que el propietario de CTU pasaba una vez por semana para recoger el correo.

La compañía, según su web, ofrece “productos personalizados de primera clase y servicios a fuerzas de seguridad y unidades militares, así como clientes industriales”.

Sin embargo, evitó pagar a varias empresas del sector por sus productos. Registros de Florida indican que una corte ordenó a la compañía de Intriago que pagara una deuda de 64.791 dólares en 2018 a una firma de armas y equipo táctico, RSR Group. Propper, un fabricante de material militar, también presentó una demanda por impago.

Alexis Ortiz, un escritor que trabajó con Intriago para organizar reuniones de venezolanos expatriados en Estados Unidos, le describió como “un colaborador muy activo, muy hábil”.

“Era amable, simpático”, dijo Ortiz.

Richard Noriega, que dirige International Security Consulting en Miami, dijo que no conocía personalmente a Intriago pero había seguido el desarrollo de la situación. Noriega, que también es venezolano, cree que Intriago se vio atraído por la perspectiva de dinero rápido y no fue lo bastante diligente.

Noriega se puso en el lugar de Intriago, y teorizó: “Estoy saliendo de una situación complicada de trabajo, de ingreso, de dinero. Me sale una oportunidad. Yo no la quiero perder”.

Por lo general, una empresa de seguridad pediría todos los detalles de la operación para determinar cuánta gente hace falta y qué nivel de seguridad necesitarían. Una prioridad sería preparar una ruta de escape por si las cosas se tuercen, señaló.

“Lo primero que tenemos que tomar en cuenta es la evacuación. ¿Dónde se va a salir? Es lo primero que hago”, explicó Noriega.

Pero al parecer, esos planes no se hicieron, quizá porque los colombianos, o al menos algunos de ellos, creían que la misión era benigna.

No parece lógico, señaló, que si los colombianos, personas muy entrenadas, hubieran planeado matar al presidente, no tuvieran una vía de escape. En lugar de eso se vieron atrapados, algunos escondidos entre los arbustos, por la población local y la policía.

“Es bien turbio”, dijo Noriega.

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