Orestes Fintiklis se puso ante la atención pública con una audaz adquisición de un hotel de lujo panameño que lucía el apellido del 45to presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump. El chipriota, quien reside en Miami, asombró a los medios locales de Panamá y la Florida menos de un año después, en marzo de 2018, cuando los trabajadores arrancaron con palancas el nombre de Trump de los letreros del hotel, letra a letra. La administración de la Trump Organization, que tenía un lucrativo contrato, fue desechada en el proceso, y eso se convirtió en objeto de un litigio en curso. Al final, el pianista y su empresa de inversiones con sede en Panamá derrotaron ingeniosamente al famoso negociante inmobiliario de Nueva York. Pero Fintiklis compartía dos rasgos particulares con el hombre al que superó: su afición por el secretismo y saber aprovechar a los amigos influyentes.
Sur Florida / elnuevoherald
Los documentos encontrados en los Pandora Papers, hechos públicos el domingo en una filtración masiva de 11.9 millones de documentos confidenciales de empresas extraterritoriales y de los 14 despachos de abogados que ayudaron a crearlas, revelan nuevos detalles sobre el muy reservado Fintiklis y su adquisición del Trump Ocean Club International Hotel and Tower, ahora convertido en un Marriott.
Se trataba de la adquisición de una propiedad ya envuelta en el secreto y las irregularidades. El primer financiador era un brasileño que, tras ser acusado de fraude y falsificación en otra operación, se convirtió en fugitivo. El urbanizador que llevó a cabo el proyecto se declaró en bancarrota tras incumplir los bonos con los que se recaudó el dinero para construir el futurista edificio de condominios y hotel con forma de vela de 70 pisos. Gran parte de la saga del hotel Trump en Panamá es bien conocida. Pero se ha prestado poca atención a Fintiklis, quien ahora tiene 42 años y quien, en el momento de su audaz acción, dejó a gran parte del mundo preguntándose: “¿Quién es ese tipo?” Un ex alto funcionario panameño de la época describió a Fintiklis como alguien “del que nadie había oído hablar, ni siquiera en Panamá”. La adquisición de Fintiklis fue llevada a cabo por su empresa panameña de capital privado Ithaca Capital Partners, que por definición es una sociedad limitada que no tiene que hacer pública mucha de su información. Los Pandora Papers muestran que Ithaca, relativamente pequeña para los estándares de Wall Street, utilizó una red de empresas, en su mayoría anónimas, en las Islas Vírgenes Británicas, Delaware y Panamá para crear una compleja estructura empresarial.
Esa red de complejidad fue tejida con la ayuda de un importante despacho de abogados panameño especializado en secretos, un despacho cuya propiedad está entretejida en el propio tramado de la política panameña. REVELACIONES Los Pandora Papers fueron obtenidos por el International Consortium of Investigative Journalists (ICIJ), y luego compartidos con más de 600 periodistas de todo el mundo, incluidos los del Miami Herald, el Nuevo Herald y el Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP). Entre los principales hallazgos de la filtración están las propiedades secretas en Estados Unidos del Rey Abdullah II de Jordania y un montón de celebridades y deportistas que ocultaban sus fortunas o buscaban minimizar su exposición fiscal. La filtración también resultó reveladora en Panamá, donde los dos últimos presidentes —Ricardo Martinelli y Juan Carlos Varela— aparecieron en los documentos, junto con políticos del pasado y del presente. Martinelli cortó la cinta del hotel de Trump. Detenido en su casa de Coral Gables y extraditado a Panamá, Martinelli fue absuelto de los cargos de corrupción en 2019. Sus dos hijos fueron acusados por fiscales federales de Estados Unidos en julio de 2020 por supuestamente facilitar sobornos en el escándalo de Odebrecht. Varela fue interrogado por los fiscales panameños sobre las donaciones de Odebrecht, la empresa de ingeniería brasileña que pagó cientos de millones en sobornos en Sudamérica para ganar negocios. LAZOS QUE UNEN Los Pandora Papers pusieron en evidencia al despacho de abogados Alemán, Cordero, Galindo & Lee (conocido como ALCOGAL), situando a la poderosa firma panameña en el punto de mira de la opinión pública. Su fundador, Jaime Alemán, fue nombrado en 2009 embajador de Martinelli en Estados Unidos, cargo que también había ocupado el padre de Alemán. En su libro de 2014 “Honesty is Priceless”, Alemán se deshizo en elogios hacia los Eleta, una de las dinastías empresariales familiares más antiguas e influyentes de Panamá. Los Eleta son el mayor exportador de café de Panamá, y tienen grandes participaciones en los sectores energético, inmobiliario y de los medios de comunicación. Los Pandora Papers muestran que Fintiklis contó con ALCOGAL para sus negocios en Panamá desde 2008, cuando la firma de inversión griega de la que era socio, Dolphin Capital Partners, se asoció con Grupo Eleta. Fintiklis aparece en numerosos documentos confidenciales de ALCOGAL —antes de su victoria en la adquisición del hotel Trump— con ejecutivos de Eleta. Fernando Eleta, el patriarca de la familia fallecido en 2011, fue ministro de Finanzas y de Asuntos Exteriores de Panamá hace décadas y negoció un proyecto de acuerdo que acabó convirtiéndose en un proyecto para la devolución del Canal de Panamá al control local. Aparece con frecuencia en los Pandora Papers por empresas creadas con la ayuda de ALCOGAL durante la última década de su vida. Hay otras revelaciones de Fintiklis en los documentos. Una carta fechada el 26 de mayo de 2016 de ALCOGAL está dirigida a Fintiklis en Chipre en WinWin Estates. La carta establecía una lista de honorarios por servicios legales en la adquisición de la mayoría de los activos del urbanizador insolvente del hotel Trump, Newland International Properties Corp. Los documentos del registro mercantil de Chipre de una empresa llamada WinWin Estates Limited muestran un negocio familiar de Fintiklis con su padre y su hermano. El sitio web de la empresa promocionaba los servicios de WinWin para ayudar a los inversores extranjeros a obtener la residencia chipriota si invertían en inmuebles aprobados en Chipre. Chipre fomentaba activamente la inversión inmobiliaria vinculada a los visados, pero se vio obligado a ponerle fin por la presión de la Unión Europea (UE), que el pasado octubre amenazó con tomar medidas. WinWin no ha sido vinculada a ninguna infracción. La UE advirtió que el popular plan —conocido por atraer a personas políticamente expuestas y delincuentes, entre otros— suponía un riesgo “para la seguridad, el lavado de dinero, la evasión fiscal y la corrupción”. Los rusos y los chinos se encuentran entre los usuarios más agresivos del programa de “pasaporte dorado”. PUNTO CIEGO DE LA DIVULGACIÓN ¿Existe un solapamiento entre los inversionistas que acuden a WinWin Estates y la base de inversores de Ithaca Capital? Es casi imposible saberlo. Fintiklis no está obligado a revelar sus inversores de capital privado, ni en Panamá ni en Estados Unidos. “Los fondos de capital privado son un punto ciego si operan en estos lugares, e incluso en Estados Unidos también”, dijo Dev Odedra, que pasó años en los departamentos de cumplimiento de los grandes bancos mundiales antes de lanzar su propia consultoría británica contra el lavado de dinero Minerva Strategem Consulting. Estas empresas financieras sostienen que los temores son exagerados porque el dinero está inmovilizado en inversiones a largo plazo y no puede retirarse fácilmente.
“La gente tiene la falsa idea de que aquí no pasa nada sospechoso”, dice Odedra. El único requisito de divulgación recae sobre los inversionistas de la sociedad limitada, que deben reportar sus ganancias a las autoridades dondequiera que declaren responsabilidades fiscales. La falta de divulgación pública se ve agravada por la falta de información requerida en muchos países, incluido Estados Unidos, sobre los beneficiarios reales, o verdaderos, de las empresas ficticias. Una artículo de la filtración de los Panama Papers en 2016 detallaba cómo quienes dirigían fondos de cobertura y quienes invertían en ellos usaban empresas fantasma anónimas con fines nefastos. “Así que, literalmente, estamos esculpiendo un camino, trazando un mapa a los malos de dónde deberían poner su dinero si quieren ocultarlo”, dijo Gary Kalman, director en Estados Unidos de la organización de vigilancia anticorrupción Transparencia Internacional. No hay constancia de que Fintiklis haya sido acusado por los reguladores de delitos financieros en ningún lugar. Fintiklis no quiso hacer comentarios para este reportaje. PATROCINADORES EXTRANJEROS Aunque Ithaca no dice nada públicamente sobre sus inversores, los documentos filtrados muestran que Fintiklis e Ithaca Capital tenían directores de Colombia y Ecuador que figuraban en los documentos preparados para la adquisición y en algunos documentos de constitución de la empresa.
Uno de los directores identificados en los documentos era el ecuatoriano Thomas Ross Johnson, propietario de una gran empresa de exportación de flores llamada Rosaprima. El otro firmante era un colombiano llamado Juan Fernando Franco. Cofundador de una empresa llamada Paymentez que procesa pagos para juegos en línea y aplicaciones móviles. Opera en nueve países latinoamericanos. Muchas empresas en Panamá utilizan “directores nominales”, locales a los que se paga una pequeña suma para que sus firmas aparezcan en los documentos como camuflaje, pero que no desempeñan ningún papel real. Si empresarios de éxito como Johnson y Franco aparecen como firmantes, esto sugiere que son accionistas de Ithaca Capital. Ninguno de los dos socios de Fintiklis devolvió las solicitudes de comentarios por teléfono o correos electrónicos a sus datos de contacto que figuran en los documentos de ALCOGAL. AMIGOS PANAMEÑOS Antes de su triunfo en la adquisición del hotel de Trump, Fintiklis trabajó para la firma griega de inversiones inmobiliarias Dolphin Capital Partners, cuyas acciones Dolphin Capital Investors cotizan en la bolsa de Londres. Fintiklis fue enviado a Miami para buscar oportunidades en América Latina y se estableció en Panamá. Dolphin se asoció con los políticamente conectados Eleta para desarrollar un complejo turístico de lujo y casas privadas en las prístinas islas Pedro González, a unas 30 millas del territorio continental panameño, a las que solo se puede acceder por avión o barco. El patriarca de los Eleta, Fernando, un año después de dejar de ser ministro de Asuntos Exteriores, adquirió las islas en 1969. El pequeño aeropuerto de las islas lleva hoy su nombre. Una década de documentos de los Pandora Papers muestra la red de sociedades instrumentales y de cartera vinculadas a los dos socios del proyecto de urbanización de lujo que llegó a conocerse como Pearl Islands. Entre ellos se encuentra la revisión original de ALCOGAL sobre la compra y los derechos de uso del suelo.
El proyecto suscitó preocupaciones medioambientales, ya que implicaba la construcción en islas vírgenes repletas de vida silvestre. Recientemente fue objeto de una investigación de colaboración latinoamericana sobre la situación de la población local en las islas durante la urbanización. La cadena Ritz Carlton comenzó a construir en 2017 su reserva privada en una de las islas del archipiélago. Fintiklis aparece en decenas de documentos de Pandora Papers para el proyecto de la isla junto al hijo de Fernando Diego Eleta, y el nieto Guillermo St. Malo Eleta. El chipriota también es cercano a Hugo Torrijos, sobrino del ex presidente Martín Torrijos y sobrino nieto de Omar Torrijos, el “máximo dirigente” no electo de Panamá de 1968 a 1981. ¿Se extienden estas amistades a la inversión en empresas de Fintiklis? La falta de cualquier requisito de divulgación pública o de cualquier registro de propiedad de las empresas ficticias hace que sea una pregunta difícil de responder. “Los registros de beneficiarios son uno de los mecanismos más eficientes y eficaces”, argumenta Carlos Barsallo, jefe de la oficina de Transparencia Internacional en Panamá, señalando que existe una falta de claridad similar en Estados Unidos. Dolphin Capital Investors acabó vendiendo a otro grupo inmobiliario griego su participación del 60 por ciento en Pearl Islands en enero de 2017, con una pérdida de 27 millones de euros ($31.3 millones hoy). Para entonces, Fintiklis ya había formado su propio fondo de capital privado el año anterior y estaba adquiriendo, a través de dos empresas panameñas, la participación mayoritaria en el problemático hotel de la marca Trump y sus servicios. CÓMO SE DIERON LAS COSAS Fintiklis recurrió a la políticamente conectada ALCOGAL para que le ayudara en la adquisición, la misma que utilizó el urbanizador Newland cuando construyó el hotel. Newland estaba en quiebra y necesitaba deshacerse de 202 de las 369 unidades de condominio del hotel que controlaba. Ithaca Capital Partners compró a Newland en agosto de 2017 por $20 millones, con financiación de un pequeño prestamista panameño llamado Canal Bank. Un alto funcionario del banco era Roberto Brenes, un ex director general de la Bolsa de Valores de Panamá con buenos contactos. Brenes también participó en el proyecto de Pearl Island con Grupo Eleta, y es el padrastro del director general de Grupo Eleta, Guillermo St. Malo Eleta. Brenes declinó hacer comentarios. St. Malo Eleta describió a Fintiklis como el abogado interno de Dolphin en el proyecto de Pearl Islands. “Nuestra relación comercial fue siempre positiva y empezó y terminó con esa transacción”, dijo. Los Pandora Papers también incluyen los borradores de trabajo de lo que se convirtió en el contrato para que Ithaca Capital comprara Newland. Un documento de 34 páginas, un borrador de contrato de noviembre de 2016, presentaba notas manuscritas salpicadas en los márgenes. “De ninguna manera vamos a firmar mañana”, reza un comentario manuscrito con las iniciales O.F. En el mismo documento aparecen Johnson y Franco por debajo de Fintiklis como compradores de la participación de Newland, lo que sugiere aún más su implicación en Ithaca. DEL SECRETO AL ÉXITO Fintiklis pudo usar la adquisición de alto perfil del hotel Trump para lanzarse a la compra de otras propiedades preciadas de América Latina, incluyendo el Hotel W en Bogotá. Pero en 2020 la pandemia causó estragos en la industria hotelera de todo el mundo. Aparentemente, contra todo pronóstico, Fintiklis salió a principios de este año y recaudó l$245 millones de Wall Street a través de un controversial tipo de empresa que ahora está atrayendo el escrutinio de la Comisión de Bola y Valores (SEC). Lo hizo creando una llamada compañía de cheques en blanco, Ithax Acquisition Corp. Estas “empresas de adquisición con fines especiales” (SPAC, son cascarones huecos que buscan una empresa para comprarla y fusionarse con ella, como si se tratara de cortar y pegar un negocio existente en el cascarón. Fintiklis e Ithax tienen hasta el 1 de febrero de 2023 para completar una fusión con otra empresa o deberán devolver los millones de dinero inicial a los inversionistas. Aunque los compradores de grandes porciones de acciones de Ithax no son públicos, los reporteros de los Pandora Papers obtuvieron una lista de inversores. Los principales inversores, al igual que en la propia Ithaca, se dedican a comprar empresas en problemas a bajo precio. Las empresas de cheques en blanco han atraído la atención de los críticos y de la SEC porque carecen de la transparencia y la protección de los inversores de una oferta pública inicial (OPI) tradicional. Los críticos también señalan que estas empresas suelen proporcionar una ganancia inesperada a fundadores como Fintiklis. Las normas estadounidenses sobre las SPAC exigen que Fintiklis, a diferencia de su empresa de capital riesgo, revele el equipo directivo de Ithax y presente informes trimestrales, llamados 10-Q. El 10-Q más reciente, del 13 de agosto, señalaba que Ithax se ha declarado “empresa de crecimiento emergente” exenta de muchos requisitos de información, incluida una auditoría reforzada. Más llamativos son los beneficios de los que Fintiklis podría disfrutar en virtud de la designación. Las exenciones enumeradas en el documento incluyen “la reducción de las obligaciones de divulgación en relación con la remuneración de los ejecutivos en sus informes periódicos y declaraciones de representación, y las exenciones de los requisitos de celebración de una votación consultiva no vinculante sobre la remuneración de los ejecutivos y la aprobación de los accionistas de cualquier pago de contrato blindado no aprobado previamente”. Y para la propia Ithax, está la ventaja de registrarse en las Islas Caimán. “La empresa se considera una empresa exenta de las Islas Caimán y actualmente no está sujeta a impuestos sobre la renta ni a requisitos de declaración de impuestos sobre la renta en las Islas Caimán o en Estados Unidos”, dice el informe trimestral. La directora de Investigación del Miami Herald, Monika Leal, contribuyó desde Miami. El periodista Scott Bronstein contribuyó desde Panamá, y Stelios Orphanides del Organized Crime and Corruption Reporting Project también contribuyó. Kevin G. Hall comenzó el proyecto Pandora Papers como reportero de investigación del Miami Herald y continuó el trabajo como editor para Norteamérica del Organized Crime and Corruption Reporting Project. Los Pandora Papers es una colaboración global entre The Miami Herald y el International Consortium of Investigative Journalists, una organización sin ánimo de lucro. Si te gusta este tipo de periodismo, haz una donación al ICIJ para apoyarlo.