Estados Unidos tuvo que luchar como nunca ante España pero acabó imponiéndose una vez más (107-100) en la final del torneo de baloncesto de los Juegos Olímpicos de Londres y logra su segunda medalla de oro consecutiva.
España logró la plata y Rusia el bronce, al imponerse a Argentina en el partido anterior (81-77).
El máximo anotador del encuentro, repetición de la final de Pekín-2008 que también ganó Estados Unidos, fue el estadounidense Kevin Durant, con 30 puntos. El español Pau Gasol fue el mas efectivo de su equipo, con 24. Lebron James anotó 19 y Kobe Bryant 17.
España aguantó hasta prácticamente el final, pero la efectividad estadounidense en el disparo lejano acabó imponiéndose.
El partido parecía una reunión veraniega de compañeros de trabajo: Ibaka, Durant y Westbrook (Oklahoma City), Bryant y Pau Gasol (Los Angeles Lakers).
Las celebridades también acudieron, como el actor Arnold Schwarzenegger, el ex secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger, la reina Sofía de España y su hijo, el príncipe Felipe y el alcalde de Londres, Boris Johnson.
España salió con el quinteto habitual: José Manuel Calderón, Rudy Fernández, Juan Carlos Navarro, y los hermanos Marc y Pau Gasol. En el lado estadounidense, el entrenador Mike Krzyzewski sacó un quinteto con su único pivot, Tyson Chandler, y Chris Paul, Kobe Bryant, Lebron James y Kevin Durant.
Navarro pintaba al de las grandes citas. En su primer balón anotó triple y consiguió una personal: cuatro puntos de un plumazo.
Durant respondió con su primer triple, desde el costado. Y Navarro respondió con dos más, para darle cinco puntos de ventaja a España (12-5). El partido era un intercambio de golpes, literales en algún caso, como cuando Calderón arrolló al jugador de los Oklahoma City bajo el aro y cometió una falta antideportiva.
La primera gran racha estadounidense llegó pronto, 10-2, para darle a Estados Unidos su primera ventaja cómoda y llegar al fin del primer cuarto con el marcador 35-27.
El primer cuarto acabó con una aportación práctica de Durant al debate de si a Estados Unidos le faltaban hombres altos para medirse a España: le puso un tapón a Pau Gasol.
Cuando parecía que Estados Unidos se estaba yendo, España fue capaz de remontar, gracias a una racha de 14-2, y ponerse 39-38. Los triples y el acierto en los tiros libres obraron el milagro.
El problema era que mantener a raya en defensa a los estadounidenses le costó a España cargarse de faltas personales demasiado temprano. Marc Gasol llegó al descanso con cuatro, Felipe Reyes con tres, Serge Ibaka con dos… Pau Gasol, con ninguna, se desesperaba y aconsejaba calma a sus compañeros.
La primera mitad acabó 59-58 y la segunda arrancó con la misma intensidad. Estados Unidos no conseguía alejarse y se adentraba en un terreno por el que no había transitado en Londres: el de los partidos reñidos. Ahora sí echaba de menos a Dwight Howard, el nuevo pivot de Los Angeles Lakers, baja en los Juegos por lesión.
El último cuarto empezó de nuevo con los estadounidenses un punto arriba 83-82 y con Pau Gasol en el banco, porque Sergio Scariolo quiso darle descanso. Estados Unidos no pasó por alto el detalle y se fue seis puntos arriba en el marcador.
El descanso de Gasol fue breve y volvió a la cancha, pero un manotazo de Durant en el pómulo le obligó a retirarse de nuevo y en su lugar entró su hermano Marc.
Las idas y venidas de Pau Gasol, unidas a un bajón defensivo español, propulsaron a Estados Unidos en el marcador hacia la ventaja final. Kevin Durant y Lebron James anotaban y anotaban y llevaban a Estados Unidos en volandas al triunfo.
Nada que ver con lo que se había visto hasta entonces en el torneo, los 156 puntos a Nigeria, por ejemplo. Nadie exigió a Estados Unidos como España, pero tampoco fue suficiente.
España ha perdido las tres finales olímpicas que ha jugado, siempre ante Estados Unidos y sólo se ha impuesto en dos de los diecisiete encuentros que han disputado (en el Mundial de 1982 y el de 2002).
De hecho, Estados Unidos sólo perdió una de las catorce finales olímpicas que había jugado, ante la URSS en Múnich-72.
Estados Unidos llegaba a la final con un recorrido impecable. Siete victorias y un promedio de 117 puntos anotados y 81 encajados, deshaciéndose de Australia en cuartos de final y de Argentina en semifinales
España en cambio había ganado tres partidos en la primera fase y perdido dos -ante Brasil y Rusia-, pero se deshizo de Francia en cuartos y de Rusia en semifinales. (AFP)
El ugandés Stephen Kiprotich gana el Maratón
El ugandés Stephen Kiprotich, antiguo corredor de obstáculos, arruinó la fiesta keniana en el maratón olímpico al proclamarse campeón con un ataque a cinco kilómetros de la meta que dejó sin respuesta a Wilson Kiprotich y Abel Kirui, los dos grandes favoritos.
Kiprotich terminó la prueba en un tiempo de 2h08:01 y dejó las medallas menores a Kirui (2h08:27) y Wilson Kiprotich (2h09:37), que deseaban honrar la memoria del campeón olímpico anterior, su compatriota Sammy Wanjiru, muerto en 2011 con 24 años.
Wanjiru sigue siendo, por tanto, el único keniano que ha ganado la medalla de oro olímpica en una disciplina que la gran potencia africana domina, cada vez con más intensidad, en los últimos años.
El campeón olímpico de Pekín 2008 murió el 14 de mayo del 2011 al precipitarse desde el balcón de su casa en Nyahururu, en circunstancias todavía no aclaradas.
El maratón olímpico, que partió a las 11.00 horas del centro de Londres con 27 grados, una humedad del 45 por ciento y 105 corredores alineados en la salida, presentaba una batalla teórica entre las dos grandes potencias, Kenia y Etiopía, que acaparan las 29 mejores marcas del mundo este año, pero venció un ugandés.
Al paso por el km.5 (15:23), Kenia ordenaba el ritmo con Kiprotich, vencedor, en abril pasado, aquí mismo en Londres con 2h04:44, segunda mejor marca mundial del año.
Junto a Kiprotich estaba Abel Kirui, campeón mundial en 2009 y 2011, que fue sexto en Londres, en abril pasado.
El etíope Ayele Abshero, de 21 años, que en enero pasado tuvo un brillante debut en la distancia en Dubai con 2h04:23, marchaba en segundo plano en este primer tramo de la carrera.
En el noveno kilómetro el brasileño Franck de Almeida, futbolista frustrado, intentó fugarse y desató las hostilidades. Pasó por el décimo kilómetro en 30:38, ocho segundos por delante de los favoritos, pero los kenianos no consentían aventuras. Wilson Kiprotich le cazó con su larga zancada y se fue por delante en el duodécimo kilómetro.
A lo largo de quince kilómetros, la carrera que clausuraba el atletismo en los Juegos de Londres iba a convertirse en un pulso entre Kiprotich y sus perseguidores.
En el km. 15, con un parcial de 44:58 para el fugado, la diferencia era de 13 segundos. En el 20 (59:57), de 14 con respecto a un grupo de siete integrado por los etíopes Feleke y Abshero, Abel Kirui, Stephen Kiprotich, el brasileño Marilson dos Santos, el eritreo Yared Asmeron y el sudafricano Stephen Mokoka.
Kiprotich cubrió el medio maratón en 1h03:15, a ritmo de récord olímpico, y, pese a perder unos segundos en regresar al avituallamiento para atrapar su bebida, su ventaja aumentaba lentamente. Ahora era de 16 segundos, mientras la partida de cazadores se iba reduciendo.
En el km. 23, con calor en aumento en el mediodía londinense, el grupo perseguidor se había reducido a tres: Abshero, Kirui y el Kiprotich ugandés, y, ahora sí, la caza iba en serio. En el km. 25 (1h14:58) ya estaban a siete segundos y en el 27 el escapado había sido alcanzado. En cabeza quedaban Kirui y los dos Kiprotich.
Los tres pasaron por el trigésimo kilómetro en 1h30:15, haciendo camino en armonía. Abshero y Dos Santos estaban quinto y sexto, a 36 y 40 segundos, respectivamente. Pero el pacto de no agresión se rompió en el 35, “el muro” en la jerga del maratón.
Los dos kenianos, por iniciativa de Wilson, resolvieron expulsar al intruso Kiprotich para asegurarse el título, pero el ugandés, que cedió unos metros al principio, no solo recogió el guante, sino que atacó, a su vez, en el km.37 para estropearles la fiesta.
El maratón olímpico, que tuvo como primer vencedor, en 1896, al aguador griego Spiridon Louis, regresaba al lugar donde en los Juegos de 1908 adquirió su extraña distancia oficial (42.195 metros) cuando la carrera, partiendo de los jardines del castillo de Windsor, terminó junto al palco real en el estadio de White City. (EFE)