A estas alturas todos sabemos que la obesidad ha alcanzado cifras de epidemia, lo más preocupante es que se trata de uno de los antecedentes más contundentes entorno a las principales enfermedades crónicas: afecciones cardíacas, diabetes, hipertensión, depresión y muchas más. Si bien la obesidad es una enfermedad compleja que se relaciona con diversos factores, es bien sabido que el estilo de vida y el tipo de alimentación tienen una conexión directa. De acuerdo con un nuevo estudio encabezado por la Universidad de Turku en Finlandia, los factores de riesgo de obesidad están asociados con cambios en la función cerebral. Los datos del estudio indican que la función de las redes neuronales para regular la saciedad y el apetito se altera antes de que una persona desarrolle obesidad.
Sur Florida / Diario NY
El hipotálamo es una región del cerebro que controla la saciedad o satisfacción. Hay dos centros del hipotálamo: uno que controla la alimentación y otro que controla la saciedad. Idealmente, la función del cerebro es detectar el estado de las reservas de energía y hacer coincidir la ingesta de energía con el gasto. Cuando esto no ocurre, suele darse un aumento de peso. Con este antecedente en mente vale la pena decir, que durante años numerosos equipos de investigación han intentado evaluar por qué sucede esto.
El estudio mencionado se basó en un área importante para entender con mayor intensidad los controles sociales sobre la obesidad. Antes de la investigación, no se había determinado si los cambios son visibles en el cerebro antes de que una persona desarrolle obesidad y, si tales cambios existen, y en dado caso si estos presentan un mayor riesgo de obesidad en el futuro.
La investigación investigó los cambios en el cerebro antes de la obesidad mediante el estudio de la función de la insulina, los opioides y los cannabinoides en 41 hombres. La valoración se realizó mediante tomografía por emisión de positrones. Los resultados revelaron cómo los factores de riesgo relacionados con la familia, incluida la obesidad o la diabetes de los padres, se asociaron con la señalización alterada de la insulina en el cerebro de los sujetos. También se observó una función reducida de los sistemas opioide y cannabioide. La importancia de este hallazgo es que se pueden observar alteraciones en las redes neuronales que controlan la saciedad y el apetito antes de que una persona desarrolle obesidad. Los patrones neuronales de interés fueron evidentes en regiones cerebrales generalizadas. Esto significa que la detección temprana podría ser posible y esto podría conducir al desarrollo de intervenciones de prevención y tratamiento para la obesidad.
Además, los datos revelados también ofrecieron pistas sobre los tipos de tratamiento adecuados para prevenir este tipo de mecanismos que conducen a la obesidad. Lo que indica que el cerebro y el sistema nervioso central son objetivos importantes en el tratamiento de la obesidad. Esta investigación ha resultado bastante relevante y aparece en la revista International Journal of Obesity, titulada “El riesgo de obesidad está asociado con un metabolismo cerebral alterado de la glucosa y una menor disponibilidad de receptores de opioides y CB1”.
Sin lugar a dudas un descubrimiento más que nos ayuda a entender la complejidad de la obesidad y nos invita a crear un estilo de vida saludable, que favorezca el funcionamiento de todos los órganos y sistemas. Finalmente a través de una alimentación natural y de calidad, es la única manera de prevenir la aparición de enfermedades crónicas, mantener un peso saludable y vivir mejor.