Luego que el presidente Donald Trump suspendió súbitamente las negociaciones sobre un paquete de ayuda a principios de esta semana, esto causó un duro impacto en la economía, desconcertó a sus aliados republicanos y dejó a millones de estadounidenses sin respaldo adicional a pocas semanas de los comicios. Casi inmediatamente intentó revertir sus acciones y entablar las negociaciones.
Sur Florida / Telemundo 51
Todo ocurrió en una serie de sorprendentes tuits y comentarios hechos días después de que volvió a la Casa Blanca luego de permanecer hospitalizado por COVID-19.
Primero, Trump dijo a líderes republicanos en el Congreso el martes que suspendieran las negociaciones sobre un paquete de ayuda. El miércoles, intentó llamar a todos a la mesa de negociaciones en los puntos más importantes, incluyendo cheques de estímulo de $1,200 para la mayoría de los adultos en el país.
Pelosi declaró el jueves que los demócratas “siguen en la mesa” y que su oficina reanudó las conversaciones con el principal negociador, el secretario del Tesoro Steven Mnuchin.
Pelosi indicó que le dijo a Mnuchin que estaba dispuesta a considerar una medida para ayudar a las aerolíneas, que enfrentan despidos masivos. Pero esa asistencia, recalcó, debe ir acompañada de una medida más amplia que incluya el tipo de pruebas de diagnóstico, rastreo y prácticas sanitarias que los demócratas afirman son necesarias como parte de una estrategia nacional para “aplastar al virus”.
En lo que fue la tercera posición de la Casa Blanca en los últimos cuatro días sobre el tema del estímulo NBC reportó este viernes que ahora se estaría siendo más abierto a negociar. Según un alto funcionario de la administración consultado por nuestra cadena hermana, el presidente está listo para sentarse a la mesa para las conversaciones, ya que “la puerta está nuevamente abierta” a un proyecto de ley de estímulo más grande.
El funcionario insiste en que no es tan simple como retroceder: sienten que las últimas 24-48 horas han mostrado una indicación de que otras opciones pueden estar sobre la mesa, por lo que si la congresista Pelosi está dispuesta a hacer acuerdos más pequeños junto con un gran paquete, entonces ellos están dispuesto a considerarlo.
Esta nueva posición se refleja en las declaraciones contradictorias de la Directora de Comunicaciones de la Casa Blanca el jueves. Al mediodía, Alyssa Farah dijo a los periodistas: “Hemos dejado muy claro que queremos un paquete reducido. Estamos a favor de los pagos directos y la expansión de PPE (equipo de protección para COVID-19) y nos gustaría ver un rescate de las aerolíneas, pero no como parte de paquete más grande”.
Pero por la noche, se desdijo: “Nos gustaría ver una especie de proyecto de ley reducido si podemos conseguirlo, que se ocupará de las PPP (Programa de Protección de Nómina para pequeños negocios) y de los pagos directos. Pero estamos abiertos a optar por algo más grande, pero no vamos a operar con los 2.2 billones que nos indicó la líder demócrata (Pelosi)”.
Normalmente, las elevadas apuestas políticas de cara a las elecciones proveerían margen de negociación para un paquete de tal magnitud. Pero ante el rechazo de otros republicanos a gastar más dinero, parece que no habrá asistencia en camino una vez que los estadounidenses ya comenzaron a emitir sus votos.
Los demócratas han dejado en claro que no avalarán un enfoque gradual hasta que el gobierno de Trump apruebe un plan integral que proponen para las pruebas de diagnóstico, rastreo y otras medidas para frenar la propagación del virus. Han reducido su propuesta de 3 billones a $2.2 billones. La Casa Blanca presentó una contraoferta por $1.6 billones. Las negociaciones se llevaban a cabo al momento que Trump ordenó suspenderlas.
“No hay duda que la cercanía de la elección ha hecho que esto sea mucho más desafiante”, declaró el líder de la mayoría en el Senado Mitch McConnell.
En marzo pasado, cuando la pandemia de la COVID-19 golpeó a la economía de Estados Unidos, el Congreso aprobó y el presidente Donald Trump promulgó una ley de estímulo económico que incluyó la distribución de cheques por $1,200 a los contribuyentes impositivos.
Otro elemento de la ley de marzo fue un subsidio por desempleo extendido a trabajadores independientes y contratistas que no están cubiertos, normalmente, por la prestación convencional. Esos pagos de $600 por semana terminaron a fines de julio sin un acuerdo entre el Congreso y Trump para extenderlo.
Las negociaciones entre el Ejecutivo y el Congreso para un segundo paquete de estímulo se han prolongado, con recriminaciones de ambas partes, mientras millones de personas siguen desempleadas y sin la capacidad financiera de hacer frente a sus alquileres o hipotecas.