El exrepresentante federal estadounidense Todd Akin, un conservador republicano de Missouri que vio desaparecer sus opciones de llegar el Senado por un comentario sobre que los cuerpos de las mujeres pueden evitar embarazos en casos de “violación legítima” y se convirtió en un ejemplo a evitar para otros candidatos, murió el domingo por la noche. Tenía 74 años.
SurFlorida / AP
Akin tenía cáncer desde hacía años, indicó su hijo, Perry, en un comunicado. Murió en su casa de Wildwood, un suburbio de St. Louis.
“Conforme se acercaba la muerte de mi padre, gente de toda clase compartió una historia tras otra sobre el impacto personal que había tenido en ellos”, dijo Perry Akin en un comunicado enviado a The Associated Press.
“Era un cristiano devoto, un gran padre y un amigo para muchos. Atesoramos muchos recuerdos felices de él manejando el tractor en nuestra fiesta anual de cosecha, su emocionante relato de la historia de la libertad en las fiestas del 4 de julio con uniforme completo de soldado colonial. La familia está agradecida por su legado: el de un hombre con corazón de servidor que defendió la verdad”.
Akin representó durante 12 años al distrito oriental de Missouri, de tendencia republicana, que incluía a los suburbios de la zona de St. Louis, y renunció a un puesto seguro para presentarse al Senado de Estados Unidos en 2012. Salió vencedor de unas primarias republicanas con muchos aspirantes para enfrentarse a la entonces senadora demócrata Claire McCaskill, pero sólo logró reducir las opciones de los republicanos de recuperar la mayoría en el Senado menos de dos semanas después.
En una entrevista con una televisora de St. Louis se le preguntó a Akin, un firme opositor al aborto, si apoyaba permitir los abortos a mujeres que han sido violadas. Respondió que “por lo que entiendo de los médicos”, esa clase de embarazos son “muy raros”.
“Si es una violación legítima, el cuerpo femenino tiene formas de acabar con todo eso”, añadió.
Sus comentarios provocaron un escándalo. El candidato republicano a la presidencia, Mitt Romney, desmintió de inmediato a Akin y dijo que su campaña permitiría abortos en esos casos.
Las críticas a los comentarios de Akin empañaron su campaña hasta el final y le convirtieron en un símbolo de cómo los republicanos podían echar a perder elecciones en las que tenían muchas posibilidades de ganar cuando un candidato se escoraba demasiado a la derecha. La campaña de Akin dijo en un principio que había sido un “error”, y el candidato dijo después que se había equivocado.
El Partido Republicano presionó a Akin para que renunciara y permitiera que el partido estatal escogiera a un sustituto. Él se negó, y terminó perdiendo por casi 16 puntos porcentuales, con un 39% de los votos. Sin embargo, otros republicanos de diferentes lugares de Estados Unidos repitieron en ocasiones sus comentarios, un indicio de lo conservadora que se había vuelto parte de la base republicana en esa cuestión.
Dos años más tarde, Akin publicó un libro, “Firing Back”, en el que acusó a los líderes republicanos de abandonarlo y dejar ganar a McCaskill, y tachó a los medios de abusones. En el libro también se retractó de su disculpa pública por el comentario sobre “violaciones legítimas”.