Decenas de miles de delirantes aficionados del Heat abarrotaron las calles del Downtown de Miami para festejar el triunfo de su equipo en la recién concluída final de la NBA, el segundo campeonato liguero de la franquicia y el primero desde 2006.
Miembros del Heat, incluyendo jugadores, entrenadores, ejecutivos, personal de entretenimiento y familiares, se pasearon en buses sin capota en un desfile que arrancó en la Calle 8 y la 2da Avenida y continuó por el Downtown hasta llegar a la America Airlines Arena.
El ambiente era de carnaval. Un carnaval blanco de alegría desbordante y unión bajo una lluvia de confeti, aplausos y los gritos de “Let’s go Heat” (vamos Heat).
Los basketbolistas, encabezados por el Jugador Más Valioso de la temporada regular y la final, LeBron James; Dwyane Wade y Chris Bosh, los “Tres Grandes” de Miami, exhibieron el trofeo que conquistaron al superar 4-1 al Thunder de Oklahoma City en la serie final.
Desde tempranas horas de la mañana del lunes, miles de fans esperaban en las calles el desfile y al arrobo de sus héroes que después fueron homenajeados en una ceremonia dentro de la arena.
Entre el derroche de emociones, los 15 miembros del Miami Heat entraron al escenario y fueron presentados uno por uno.
“[El mundo exterior] no apoyó a este equipo. Descartaron al equipo”, el coach Erik Spoelstra dijo a la audiencia. “Pero nunca calcularon que este equipo era muy unido, como una familia”.
“Hoy es un día de fiesta”, precisó
La fiesta comenzó con un desfile de dos millas poco antes de las 11 a.m. Los admiradores del Heat divisaron a sus héroes cabalgar, junto a sus familias, entrenadores y la mascota Burnie, en un autobús de dos pisos.
Bajo una lluvia de confeti multicolor, la caravana pasó por la Calle Ocho y la Avenida Brickell y Biscayne Boulevard. Los jugadores ondean las manos en señal de gratitud y los admiradores vitorean entusiasmados. Los rostros más conocidos estuvieron abordo: Los Tres Reyes James, Wade y Bosch. Los acompañaban Spoelstra y su jefe, Pat Riley.
En total, dos ocho autobuses de dos pisos, siente vehículos de 18 ruedas, diez convertibles blancos , cuatro pick-up y un camión de bomberos formaron parte del desfile.
Algunos participantes se quejaron de la rapidez con la cual pasó la caravana en las redes sociales. El usuario @MiamiUrbanist escribió en la plataforma Twitter que las calles de Miami “son tan anchas que hasta permiten la alta velocidad de las paradas”.
Por su parte, @PJCMota describió el paso acelerado de los jugadores: “Cuando me volteé a verlo, lo que vi fue un camión de helados, ellos se habían ido”.
Tiffany Roldán, estudiante de Farmacia en Miami-Dade College asistió a ver a Lebrón, bueno, aclaró, “a los tres grandes”. Vestía una camiseta con la figura de James y tenía los labios pintados de rojo para mostrar su orgullo. En el 2006, también asistió al desfile y espera que este año sea igual de delirante.
“Es increíble, LeBron vino acá hizo exactamente lo que dijo que iba a ser”, comentó Roldán, de 20 años. “Dijo que iba a ganar el campeonato y ahora tiene el anillo”.
El amor por los Heat se expresa como un caleidoscopio en todos los sentidos, incluso en el religioso.
El pastor Chris Atwood y su esposa Jenn pasaron la mañana pintando una pancarta que cuelga de la Primera Iglesia Presbiteriana en la Avenida Brickell. El cartel reza: “Jesucristo ama a los Heat”.
“Queremos mostrar el apoyo que esta iglesia da a la comunidad”, dijo Jenn Atwood, al agregar que estaba impresionada al ver cómo el campeonato y el desfile han servido como eslabón de toda la comunidad.
En Biscayne Boulevard, afuera de la American Airlines Arena, la casa de los campeones que derrotaron en la serie final al Thunder de Oklahoma City, cientos de aficionados esperaron la llegada del equipo. Casi todos vistieron camisetas con el estampado de los Heat. Algunos trajeron sillas de playa y tiendas de campaña para ver el espectáculo relajados. Para conseguir esos puestos privilegiados tuvieron que madrugar.
“Llegamos a las 7 a.m.”, dijo Ariel Williams. “Tienes que llegar temprano”.
Algunos fans se desayunaron en plena calle gracias a los carritos de comida a lo largo de la ruta de la parada. Para estar allí, tuvieron que decir una mentira blanca.
“Le dije a mi supervisor que estaría enferma el lunes”, confesó Terica Harvey, amiga de Williams.
La devoción de los fans fue sin duda apreciada por los jugadores.
“Agradezco a todos nuestros fans por permanecer con nosotros”, dijo Wade, al agregar que los miamenses son “los mejores fans en el mundo”.
(Con información de El Sentinel, El Nuevo Herald y agencias)
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