La ciudad de Miami hizo menos estrictas restricciones sobre el Covid-19 en materia de capacidad de los restaurantes y decidió hacer cumplir el toque de queda después de la medianoche, porque comisionados expresaron preocupación de que los propietarios de pequeños restaurantes estaban sufriendo demasiadas pérdidas por la pandemia.
Sur Florida/El Nuevo Herald
Los comisionados aprobaron los cambios en una reunión el jueves que subrayó las diferencias del gobierno de condal sobre el enfoque para manejar la pandemia en este momento. Uno de los comisionados expresó reservas sobre cambios por temor al virus, que todavía se está propagando, con una tasa de positividad de entre 4% y el 5% en la comunidad, y piensa que aumentará.
La nueva regla permite que los restaurantes dentro de los límites municipales de Miami abran a capacidad total siempre y cuando puedan mantener seis pies de distancia entre grupos de personas, y los propietarios no estarían obligados a presentar un plan a la ciudad para explicar su plan de ocupación, como se exige para el resto de Miami-Dade.
En Miami los propietarios todavía pueden usar aceras y estacionamientos para colocar más más mesas y compensar las pérdidas. Se permitirán hasta 10 personas por mesa dentro y fuera.
“Esto permite más flexibilidad”, dijo el gerente municipal Art Noriega.
En la práctica, los funcionarios esperan que la mayoría de los propietarios puedan aumentar la capacidad más allá del 50% sin trabas burocráticas en el Ayuntamiento. Los inspectores municipales seguirán trabajando en la ciudad día y noche para hacer cumplir las reglas de distanciamiento y el uso de mascarillas faciales entre los que no están sentados a una mesa.
“Obviamente, si hay mesas muy cerca unas de otras vamos a poner multas”, dijo.
Para el nuevo toque de queda de la medianoche, Noriega dijo que los policías de Miami ya no harán cumplir el toque de queda del condado a las 11 p.m. Los policías de Miami-Dade todavía podrían hacer cumplir técnicamente el toque de queda dentro de los límites de la ciudad.
El comisionado Alex Díaz de la Portilla propuso que los restaurantes dentro de los límites municipales de Miami volvieran al 100% a su capacidad, argumentando que ya han sufrido mucho con las restricciones económicas por la pandemia COVID-19. Dijo que es hora de reabrir mientras se observan los requisitos de distanciamiento social y los límites para las mesas.
“Estamos dañando a los dueños de negocios y estamos dañando nuestra economía”, dijo. “La gente sigue yendo a los restaurantes. Simplemente no van a ir a restaurantes en Miami-Dade”.
En el cambio de toque de queda hay una disposición de que la comisión revaluará los datos de las infecciones del coronavirus en dos semanas y decidirá si debe cambiarse la disposición y si el toque de queda pudiera implementarse más tarde en la noche.
Los comisionados Díaz de la Portilla, Ken Russell, Manolo Reyes y Joe Carollo votaron a favor de los cambios. El comisionado Keon Hardemon no estuvo presente en las votaciones.
En un debate que duró más de una hora sobre los detalles, hubo un tema común: los comisionados de Miami enfatizaron su desacuerdo con la forma en que el alcalde condal Carlos Giménez respondió a una reapertura económica más amplia en todo el estado.
“El alcalde Giménez nos ha fallado en términos de crear una política general que pudiéramos seguir uniformemente para proteger la salud, la seguridad y la vitalidad empresarial de nuestra comunidad, por lo que tenemos que formular algunas políticas específicas”, dijo Russell, después que Díaz de la Portilla lo animó a ser más directo en la crítica al alcalde de Miami-Dade.
Carollo se mostró reacio a aceptar los cambios, diciendo que aunque los negocios familiares necesitan urgentemente ayuda, la ciudad no ha superado los problemas del coronavirus. Señaló que más de 400 nuevas infecciones se reportaron el jueves en Miami-Dade, según cifras del Departamento de Salud de Florida.
“Todavía muchas personas se contagian con el coronavirus a diario”, dijo Carollo. “Si se tomas en cuenta que no estamos haciendo tantas pruebas como antes, es alarmante”.
El gobernador estatal Ron DeSantis recientemente colocó a la Florida a una nueva fase de reapertura,lo que llevó al gobierno de Miami-Dade a crear algunas reglas que eran más estrictas que las regulaciones estatales. Los comisionados esencialmente discreparon de la interpretación del condado de la orden del gobernador, proporcionando una base legal para que la ciudad se aleje de las normas condales.
Al cambiar estas normas, la ciudad por primera vez en la pandemia optó por hacer cumplir las reglas más flexibles que las de Miami-Dade. Al igual que varios otros ejemplos este año, los comisionados encontraron defectos en la forma en que la administración de Giménez ha regulado el comercio a medida que la economía reabre. Giménez ha permitido que los restaurantes reabran al 50% de su capacidad, a menos que demuestren que pueden acomodar el 100% de su capacidad y seguir manteniendo una separación de seis pies entre mesas.
Las resoluciones indicaron a Noriega que no hiciera cumplir las normas del condado en materia de restaurantes y que se abstuviera de hacer cumplir el toque de queda hasta la medianoche. Noriega declaró al Miami Herald que las nuevas reglas específicas de la ciudad entraron en vigor inmediatamente después de las votaciones del jueves por la noche.
El alcalde Francis Suárez, quien en las últimas semanas ha expresado sus reservas sobre la orden de DeSantis, reconoció las preocupaciones de Carollo, pero dijo que sentía que las restricciones del condado, particularmente el toque de queda, no estaban ayudando en la batalla por detener la propagación de COVID-19.
“Definitivamente esto no ha terminado”, dijo. “Obviamente demoraremos de dos a tres semanas en saber exactamente cómo la orden del gobernador y la apertura de las escuelas nos van a afectar”.
Aunque recordó a los demás comisionados que los casos de coronavirus pudieran aumentar en los próximos meses, particularmente si la gente incumple las reglas de distanciamiento social en bares y clubes nocturnos y la aplicación de la ley no es estricta, Carollo mencionó las estadísticas nacionales sobre el virus.
Dijo que Miami-Dade probablemente alcanzará los 175,000 casos confirmados y 3,500 muertes en los próximos días, hitos sombríos a los que dijo que no quería contribuir.
“Estamos jugando con la vida de la gente”, dijo.
Díaz de la Portilla, quien más tarde se hizo eco de Suárez, ofreció el contrapunto de que las dificultades económicas tienen sus propias consecuencias a largo plazo. Dijo que los restaurantes necesitan servir a más clientes para evitar el cierre permanente.
“Estoy preocupado por su salud económica”, dijo.