El árbol de Navidad se alza en la plaza principal de una ciudad en el centro de Alemania. Alguien asa castañas y almendras garrapiñadas, y los niños dan vueltas en el carrusel como hacían antes de la pandemia. Pero un auge de contagios de coronavirus ha dejado una sensación incómoda en el mercado de Navidad de Fráncfort.
Sur Florida / apnews
Para saborear una taza de vino especiado -un agradable ritual invernal antes de la pandemia-, los clientes con mascarilla pasan por una puerta de una sola dirección hasta un recinto cercado, y se detienen para desinfectarse las manos. En otros lugares, agentes de seguridad comprueban certificados de vacunación antes de dejar que los clientes vayan a por salchichas y kebabs calientes.
Pese a los inconvenientes de la pandemia, los propietarios de los puestos que venden adornos, castañas asadas y otros artículos navideños en Fráncfort y otras ciudades europeas están aliviados de poder abrir para su primer mercado navideño en dos años, especialmente dadas las nuevas restricciones en Alemania, Austria y otros países donde los contagios de COVID-19 baten récords. Los comerciantes que han abierto esperan conseguir al menos una parte de las ganancias navideñas que conseguían antes de la pandemia, y que pueden decidir la supervivencia de sus negocios.