El número de descargas, la falta de implementación en todo el país y la responsabilidad individual son las tres piezas claves para que Radar Covid deje de ser una «app» más en los móviles de los españoles para convertirse en una herramienta eficaz en la lucha contra el coronavirus.
Sur Florida/ABC
Según los cálculos de la Secretaría de Estado de Digitalización facilitados a ABC, Radar Covid será eficaz cuando la use el 20% de la población española. Frente a ese objetivo, los 4,6 millones de descargas realizadas hasta finales de septiembre suponen cerca del 10 % de la población española.
El delegado de Ciberseguridad y Nuevas Tecnologías del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos de Telecomunicación de Andalucía (COITTA), Paco Jaén, no duda de la utilidad de la app, pero sí de que alcance el nivel de eficacia apuntado por la secretaria de Estado. En su opinión, «será inferior a ese porcentaje», y opina que habría sido más acertado utilizar datos reales anonimizados de las compañías operadoras de telecomunicaciones, como ya se ha hecho para otras estadísticas del INE.
Con todo, parece claro que «cuantas más personas la utilicen, más eficaz será el rastreo de contactos, como se ha demostrado en Alemania o Italia, subraya a Efe el vicedecano del Colegio Oficial de Ingenieros en Informática del Principado de Asturias (COIIPA), Fernando Martín.
Falta de implementación
El desarrollo de la aplicación también resulta fundamental y hasta este momento, Radar COVID todavía se está usando en una fase muy preliminar o no está totalmente operativa en muchas comunidades, según usuarios y fuentes de varias administraciones. Como sus departamentos de salud no están proporcionando los códigos alfanuméricos a sus enfermos, la efectividad es menor. Además, los sistemas de salud autonómicos son los responsables de proporcionar la contraseña que los pacientes deben introducir en la «app» cuando dan positivo.
Responsabilidad individual
Cuando un ciudadano dé positivo depende de ellos informar del resultado de la prueba. Se trata así de una decisión voluntaria y que a esas alturas ya no les reporta ningún beneficio individual. «La cuestión de fondo es cuál es el beneficio para el ciudadano, por qué no percibe ese beneficio social del uso de la app», incide el presidente de la Asociación de Usuarios de Internet.
A juicio de Pérez Subías, la eficacia de la «app» es evidente allí donde su uso se ha impuesto de forma obligatoria, como en China, pero está costando evaluar su eficacia donde su uso es voluntario. Ni siquiera en países con tradición tecnológica y epidemiológica, como Singapur, están alcanzado un uso masivo (no ha superado el 16 o 17 % de la población) al ser una mera recomendación.
El presidente de la AUI supone que hasta el momento existe una «percepción negativa» sobre la app que puede derivar de las informaciones sobre la posible mala gestión administrativa o estar relacionada con la privacidad, «a pesar de que la app» española es respetuosa» en esta cuestión, destaca.
¿Sustituye a los rastreadores?
Radar COVID no se ha concebido para sustituir a las personas que localizan a los contactos de los infectados, sino como un complemento que facilite su labor. Para un rastreador es fácil encontrar a familiares, amigos o compañeros de trabajo, pero es más difícil dar con quienes pudieron estar un tiempo cerca de esa persona en un autobús, una tienda o en la terraza de un bar.
El Bluetooth y el uso de Radar Covid permiten localizar mejor contactos de ese tipo. Así, en la prueba piloto de La Gomera, la herramienta daba con una media de 6,4 contactos, mientras en el rastreo manual se detectaban 3,5. La aplicación es «más efectiva que otros sistemas de rastreo» porque avisa de que has estado trabajando al lado o enfrente de alguien durante varias horas, algo que días después no se suele recordar, subraya a Efe el presidente de la Asociación de Usuarios de Internet (AUI), Miguel Pérez Subías. «Si todo el mundo la llevásemos, sería mucho más efectivo que el rastreo manual», añade.
¿Está siendo útil para detectar?
Radar COVID es útil desde el momento en que puede advertir sobre un posible contagio, pero lo cierto es que sus usuarios todavía no están recibiendo muchos avisos, lo que genera dudas sobre su eficacia. Según una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el 28 % de la población se ha descargado Radar COVID, mientras que el 16 % no tiene pensado instalarla en ningún caso. El principal motivo de rechazo a la aplicación es referido a su utilidad real. El segundo motivo, el de la privacidad.
Un estudio de la consultora de tecnología observacional Smartme Analytics con datos del 15 de septiembre reflejó que usaba Radar Covid el 13,6 % de la población española. Pero la utilización real de esta herramienta podría ser muy inferior: a finales de septiembre se limitaba al 1 % en España, según datos públicos registrados por la app y tratados por el ingeniero de datos Pedro José Pereira Vieito.
¿Los datos son anónimos?
La «app» no pide ni registra ningún dato personal de quien la utiliza. Tampoco permite conocer ni quién fue la persona que notificó un caso de contagio ni dónde ocurrió. Únicamente intercambia claves cifradas que se destruyen semanalmente. Ni sabe quién eres ni dónde has estado.
El usuario que reciba una alerta solo conocerá en qué fecha estuvo durante más de 15 minutos a menos de dos metros de alguien que luego informó de haber dado positivo en un test. Radar Covid tampoco tiene acceso a los archivos o contactos del teléfono, ni a su cámara o micrófono, como ocurre con aplicaciones de redes sociales. «Cada terminal se corresponde con un token único, y si un usuario declara un positivo, es el token del terminal el que se declara positivo. Nada puede asociar ese positivo con datos personales del usuario real», asegura el vicedecano del COIIPA.
¿Por qué el Gobierno liberó su código?
El 9 de septiembre, el Gobierno hizo público el código fuente de Radar Covid después de que expertos en informática así se lo reclamaran como ejercicio de transparencia, para conocer el mecanismo de la «app» y comprobar si se garantiza la privacidad.
El análisis de este código de programación reveló trazas de Firebase en la aplicación, una herramienta de Google para crear aplicaciones que envía reportes de error con información sobre el modelo de teléfono, el tiempo y el modo de uso. Al respecto, fuentes de la SEDIA aclararon a ABC que Firebase únicamente «se usó durante la fase de ‘testing’ para acelerar el desarrollo de la app detectando posibles errores, nada más». «De hecho, en la versión actual de la aplicación ya no está. Su uso se limitó a ese y nunca se ha recopilado o usado dato alguno de usuario en forma alguna», puntualizan.
¿Consume mucha batería?
Radar Covid utiliza Bluetooth de baja energía, por lo que su consumo de batería es menor que con el convencional y apenas es perceptible un ligero aumento en el uso diario de la batería. La app no necesita conexión continua a la red telefónica e internet, puesto que su función de intercambiar las claves de dígitos con otros móviles se realiza únicamente por conectividad inalámbrica.