Los líderes de los Veintisiete celebran esta miércoles una reunión telemática extraordinaria para analizar la situación en Bielorrusia, un país que comparte frontera con tres de los estados miembros de la UE (Polonia, Lituania y Letonia) después de que los ministros de Asuntos Exteriores hubieran acordado el pasado viernes iniciar el proceso legal para imponer sanciones contra los autores de la represión contra los manifestantes que protestan por el fraude electoral.
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Antes de que comenzase la reunión, los presidentes de los cuatro países del llamado Grupo de Visegrado (Polonia, Hungría, Eslovaquia y República Checa) han publicado una declaración en la que se pronuncian por «una solución política y que respeten los derechos humanos y las libertades fundamentales» y piden a las autoridades del régimen que «se abstengan del uso de la violencia contra los manifestantes pacíficos».
Los cuatro países apoyan «el derecho del pueblo de Bielorrusia a elecciones presidenciales libres, justas y democráticas» y al mismo tiempo, en referencia implícita a Rusia piden «a las potencias extranjeras que se abstengan de realizar acciones que socaven la independencia y soberanía de Bielorrusia».
El mensaje de los cuatro países marcará seguramente el tono de la respuesta del resto de los europeos, especialmente en la idea de enviar un aviso a Moscú de que su eventual injerencia en la situación en este país no sería bienvenida.