2 de julio de 2024 12:48 PM

Latinoamericanos vuelven a mirar a Miami con esperanza de emigrar

Latinoamericanos vuelven a mirar a Miami con esperanza de emigrar. Adrián, quien trabaja en organización de eventos, formó parte de la primera ola de residentes de Buenos Aires que perdieron sus trabajos cuando el COVID-19 llegó a la capital argentina en marzo. “Perdí mi trabajo y mis ingresos se desplomaron”, dijo.

Sur Florida – El Nuevo Herald

Con la pandemia profundizando la crisis económica que ya asedia a Argentina, Adrián no ve un futuro para sí mismo en su país. Ahora considera mudarse a Miami.

“La idea surgió porque sé que hay una gran comunidad de argentinos [en Miami] que les va bien… Creo que me adaptaría rápido”, comentó. “El tema es poder salir de acá”.

En la ciudad de Tacna, ubicada en el sur de Perú, cerca de la frontera con Chile, Leyla enfrenta un panorama económico similarmente agonizante, ya que un feroz brote de COVID-19 en Perú corre el riesgo de deshacer décadas de progreso en la lucha de ese país contra la pobreza.

“Para el 2021 acá las cosas se ven muy mal”, dijo.

Sin trabajo que justifique quedarse, y con una visa de turista ya aprobada que le permite ingresar a los EEUU, Leyla piensa mudarse a Miami a principios de año nuevo. Una vez en Florida, Leyla dijo que estaría dispuesta a hacer lo que fuera necesario para salir adelante.

“Sé hacer de todo. He pintando coches, trabajo drywall para paredes, hago pan y cocino muy bien. Además tengo el corazón puesto en esto que trabajaría de lo que sea para sacar adelante a mi hija.”

A medida que los casos y las muertes de coronavirus se disparan en América Latina, se vislumbra una segunda crisis aterradora: una contracción económica de proporciones históricas que podría poner en peligro los medios de sustento de decenas de millones de personas. Aumentos notables en las tasas de desempleo y desigualdad podrían provocar un nuevo éxodo migratorio hacia EEUU, según los expertos.

“La migración tradicionalmente ha representado una vía de escape de los problemas económicos en la región … y Estados Unidos aún mantiene su reputación como país pródigo en oportunidades para muchas personas”, dijo Michael Touchton, politólogo de la Universidad de Miami y uno de los académicos detrás del nuevo Observatorio de Políticas sobre el COVID-19 para América Latina. 

“Creo que vamos a ver más inmigración [en el futuro], aunque, por supuesto, este es un momento difícil para venir a Estados Unidos”.

Desde julio, el Herald se ha puesto en contacto con casi dos docenas de personas esparcidas por América Latina que, como Adrián y Leyla, están considerando mudarse a EEUU, y específicamente a Miami, ya que la pandemia ha devastado sus perspectivas laborales y sus ingresos.

Ese interés en mudarse parece insensible al hecho que Miami se haya convertido en epicentro global de la pandemia, y que la tasa de desempleo local esté más alta de lo normal.

“Hay harta información aquí respecto a la situación en Miami”, dijo María, cuyo programa de cuidado infantil en Santiago, Chile, fue cerrado cuando las escuelas cerraron. “Pero si la pandemia sigue, prefiero vivirla allá en vez de acá”.

Con su visa de turista estadounidense ya procesada y todavía válida por tres años más, María espera poder viajar a Miami a principios de 2021.

UNA CRISIS SIN PRECEDENTES

La magnitud sin precedentes de la crisis económica en América Latina significa que habrá una gran cantidad de factores que empujen a emigrar en el transcurso del próximo año.

Según el pronóstico de junio del Fondo Monetario Internacional, se espera que la economía de América Latina entre en la peor recesión de la que se tenga registro, con una contracción económica proyectada de casi 10% este año (lo que también convierte a América Latina en la región más afectada del mundo por el COVID-19).

Esa desaceleración económica se debe al derrumbe de los precios de las materias primas y a la paralización del sector turístico de la región, así como a la falta de capital debido a la caída de la inversión extranjera y la disminución de los flujos de remesas.

“La proyección es que la economía va a sufrir golpes enormes en varias áreas”, dijo Eduardo Gamarra, experto en América Latina y profesor de ciencias políticas en la Universidad Internacional de Florida (FIU). “Y el impacto que eso va a tener va a ser enorme, en una región que ya no estaba en muy buenas condiciones cuando el virus llegó”.

Los más afectados son aquellos trabajadores que dependen del vasto sector informal de América Latina para ganarse la vida. Para ellos, las cuarentenas obligatorias representan una amenaza casi existencial, ya que no pueden generar ingresos permaneciendo en casa.

“La realidad es que la mayoría de estas sociedades, incluso los países más sofisticados como Brasil y Argentina, tienen un componente enorme de su población económicamente activa que trabaja en el sector informal”, dijo Gamarra. “Y la informalidad, por supuesto, significa que la gente … no tiene salario fijo; no tienen ningún tipo de protección social. Viven de lo que ganan cada día y es por eso que el impacto es tan dramático allí si comienzas a cerrar todo”.

Según un estudio de las Naciones Unidas, el colapso económico inducido por la pandemia podría sumir en la pobreza a 45 millones de personas en toda América Latina para fin de año, lo que elevaría el total regional a 230 millones. La cantidad de gente que vive en pobreza extrema, es decir, los que están en riesgo de pasar hambre y quedarse sin hogar, podrían aumentar de 68 millones a 96 millones.

Dada la falta de esperanza en la región, Touchton, el politólogo de UM, cree que la migración ya debe estar en la mente de muchas personas, especialmente a destinos como Estados Unidos y, específicamente, el sur de Florida, que ya cuenta con una gran población de gente nacida en el extranjero.

“Creo que lo hemos visto con Venezuela en particular durante los últimos cuatro o cinco años. Cuando hay una severa contracción económica e inestabilidad política en casa, si puedes irte a Miami… intentas hacerlo ”, dijo Touchton, quien señaló que el sur de Florida recibió alrededor de 300,000 venezolanos desde 2015.

“Venir a Estados Unidos sigue representando una meta para muchas personas que viven en la región… Y en el sur de Florida se puede sobrevivir exclusivamente en español sin problemas”, agregó. “Así que absolutamente creo que vamos a seguir viendo mucha gente queriendo venir aquí”.

OBSTÁCULOS DE INMIGRACIÓN

La administración Trump ha aprovechado la amenaza que COVID-19 representa para la salud pública para restringir severamente el acceso de los extranjeros a Estados Unidos, dejando casi ninguna parte del sistema de inmigración del país intacto.

A fines de junio, el presidente suspendió varios grupos de visas de trabajo, una decisión que permanecerá vigente hasta fin de año.

Anteriormente, Trump también ordenó una prohibición temporal de las tarjetas de residencia (green cards) para ciertos grupos de personas fuera de los EEUU y publicó un nuevo conjunto de reglas que limitarían en gran medida el acceso al asilo.

En la frontera sur, nuevas restricciones relacionadas al coronavirus han permitido al Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) expulsar al 80% de todos los migrantes que cruzan la frontera en menos de dos horas. Además, sigue prohibida la entrada a los viajeros provenientes de China, Irán, el Reino Unido, Irlanda, Brasil y los países miembros del espacio europeo Schengen.

Pero varias de las personas en América Latina que hablaron con el Herald no quieren darse por vencidas, citando las situaciones desesperadas que enfrentan en sus países. Algunos compartieron su voluntad de eludir el proceso de inmigración legal y consideran volar directamente a Miami con visas de turista, que hasta ahora no han sido suspendidas por la Administración, como lo confirmó una funcionaria del Departamento de Estado al Herald.

“Tengo muchas ganas de irme para allá. Sé que no tengo papeles para quedarme pero quiero ir igual.”, dijo Ben, quien trabaja en una tienda de autopartes en Buenos Aires y está preocupado por su futuro en un país sumido en la recesión. “Mi idea … es ir con una visa de turista y que se venza la visa. No me importa. Me gustaría ir con plata para uno o dos meses para el alquiler y todo. Después encontrar trabajo y empezar de cero”.

Sin embargo, viajar a Miami con una visa de turista con el objetivo de quedarse permanentemente no será fácil, especialmente en el futuro a corto plazo, ya que el transporte aéreo sigue pausado en varios países de América Latina.

Para aquellos que aún no tienen una visa aprobada, conseguir los servicios consulares necesarios puede ser difícil. Solo algunas de las embajadas y consulados que EEUU opera por todo el mundo han reabierto desde que cerraron en marzo, y el ritmo del procesamiento de las solicitudes de visas podría demorar mucho tiempo en alcanzar su nivel normal. 

Y si algún funcionario norteamericano sospecha que la verdadera intención de un viajero es inmigrar a EEUU, en lugar de pasar de visita, pueden negarle la visa o la entrada al país en cualquier momento.

Aquellos que logran llegar a Miami con una visa temporal y se quedan por más tiempo ilegalmente se unirían a las filas de los más de 650,000 inmigrantes indocumentados de Florida. Se estima que el 60% de la población indocumentadadel estado está compuesta por personas con visados vencidos, una proporción más alta que el promedio nacional.

‘NO HAY FORMA DE QUE LA ECONOMÍA PUEDA ABSORBER MÁS INMIGRANTES’

No pasó mucho tiempo antes de que los límites a las reuniones que la pandemia ha impuesto en todo el mundo reclamen los trabajos de Matías como entrenador de fútbol infantil y DJ de discotecas. Desempleado en su ciudad natal de Puerto Montt, Chile, Matías contempla seguir los pasos de un amigo de la infancia que se mudó a Miami años atrás.

Lo que haría Matías para ganarse la vida una vez llegue al sur de Florida sigue siendo una cuestión abierta.

“La verdad es que tomaría el primer trabajo que salga”, dijo.

Antes de que estallara la pandemia de COVID-19, Estados Unidos estaba enfrentando una escasez masiva de mano de obra y necesitaba más trabajadores de baja calificación como Matías para ocupar puestos vacantes en cocinas de restaurantes, hoteles y residencias de ancianos.

La economía de Florida, en particular, ha sido históricamente receptiva a la mano de obra inmigrante, dado que las principales industrias del estado, el turismo y la agricultura, generan una enorme demanda de trabajadores poco calificados.

“Solo tienes que pensar en cómo estaba la situación en febrero. En ese momento, Florida tenía registrada una tasa de desempleo muy baja y la economía estaba creciendo; podía recibir a todos estos trabajadores inmigrantes”, dijo Héctor Sandoval, profesor e investigador de economía laboral en la Universidad de Florida. Pero “la pandemia cambió todo”.

Aunque la construcción sigue siendo un rubro con posibles oportunidades laborales para nuevos inmigrantes poco calificados en Miami-Dade, COVID-19 ha diezmado la demanda de mano de obra de otras industrias, incluyendo la agricultura y la hotelería.

“Ahora y al menos durante los próximos dos meses, creo que no hay forma de que la economía pueda absorber a más inmigrantes [poco calificados] y generar empleos”, dijo Sandoval. “Entiendo que para muchas de estas personas en América Latina realmente no tienen nada que perder porque al final del día la situación allí es aún peor, así que ese es el incentivo … Pero realmente ahora no es el momento de venir”.

Una afluencia hipotética de mano de obra extranjera poco calificada al área de Miami no debería dañar las perspectivas económicas del miamense promedio —esa es la conclusión de un estudio frecuentemente citado en el campo de la economía de la inmigración basado en un análisis del mercado laboral de Miami después del éxodo de Mariel en 1980— pero algunas partes de la población local podrían enfrentar efectos adversos a corto plazo.

Las personas que están actualmente desempleadas, y aquellas cuyas habilidades se superpongan con las de los inmigrantes nuevos, podrían tener que lidiar con una mayor competencia para conseguir trabajo, lo que llevaría a una baja de salarios. En Miami, las personas con más probabilidades de sufrir la peor parte de esa reacción adversa son los miembros de las comunidades de inmigrantes de clase trabajadora ya establecidas en la ciudad.

“La comunidad de inmigrantes trabajadores ve sus salarios recortados por los inmigrantes recién llegados, aún más pobres, y la saturación del mercado laboral”, dijo Touchton. “Especialmente en el sentido de que los recién llegados con frecuencia están dispuestos a trabajar por menos dinero que las personas que ya están aquí. Por eso, cada nueva ola de inmigrantes enfrenta críticas”.

Dejando de lado los desafíos legales y logísticos que complican los viajes internacionales en medio de la pandemia, hay señales de que la economía en el sur de la Florida está reviviendo, lo que podría brindar oportunidades económicas a inmigrantes recién llegados.

Pero comenzar de cero en una economía como la del sur de la Florida que todavía está aún muy alejada de su rendimiento normal será difícil. Alejandro Duque lo tiene claro.

El inmigrante colombiano de 23 años llegó a Miami a principios de marzo con la esperanza de encontrar un trabajo como cocinero en un restaurante. Pero tres meses de búsqueda de trabajo no dio sus frutos.

“Fue horrible, fue horrible. No encontraba trabajo, no tenía casi con qué comer”, dijo. Un día, relató, “me acuerdo que empecé a llorar y lloraba mucho y decía ‘Por qué no encuentro trabajo en el supuesto país donde todo el mundo tiene trabajo?’ O sea fue difícil”.

La suerte de Duque mejoró durante el verano, ya que pudo inscribirse como conductor para el servicio de entrega de alimentos Uber Eats. Está contento con su trabajo, pero aún espera que sus compatriotas latinoamericanos aprendan de su experiencia.

“Mi consejo para las personas que vienen de América Latina sería que miraran bien los recursos que tienen en este momento para aguantar el golpe porque en este momento Estados Unidos no es lo que era hace siete meses cuando no estaba la pandemia”, dijo. “No crean que el país de las oportunidades también tiene oportunidades infinitas”.

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