Las grandes aerolíneas piden test de Covid-19 para volver a volar entre EEUU y Europa. El cierre de las fronteras entre EEUU y la Unión Europea amenaza el futuro de las aerolíneas de largo radio de ambos lados del Atlántico y de la recuperación de la economía. Aunque el Consejo Europeo se ha comprometido a revisar y actualizar cada quince días la lista de terceros países habilitados para volar a la UE, lo cierto es que no parece que se vayan a retomar las conexiones con el país norteamericano en el corto plazo debido a su complicada situación epidemiológica.
Sur Florida / El Economista
De hecho, la lista de países a los que se le levantó la prohibición gradual de viajar el pasado el 3 de julio no sólo no ha sumado ningún territorio tras la actualización del 16 de junio, si no que ha perdidos dos: Serbia y Montenegro. China sigue pendiente de confirmación de reciprocidad.
Por su parte, el gobierno de Donald Trump tampoco parece muy proclive a reabrir las conexiones transoceánicas con el Viejo Continente en el corto plazo por lo que IAG, Lufthansa, American Airlines y United han decidido dar un paso adelante e instar a los ejecutivos de ambos continentes a poner en marcha un programa pilotos para realizar test a los pasajeros para evitar que embarquen personas contagiadas e impedir, en la manera de los posible, la importación de casos.
“Dada la importancia de los viajes transatlánticos para la economía y la recuperación de nuestros negocios, es fundamental encontrar una manera de reabrir las conexiones entre EEUU y Europa”
En concreto, los primeros espadas de las cuatro grandes aerolíneas, Willie Walsh, Carsten Spohr, Doug Parker y Scott Kirby, han enviado una carta conjuta al vicepresidente de EEUU, Mike Pince, y a la comisaria europea para Asuntos Internos, Ylva Johansson, para pedir que se tomen medidas extraordinarias y urgentes para retomar las operaciones aéreas entre ambos mercados. No hay que olvidar que EEUU es uno de los principales destinos transcontinentales de Europa. Por ejemplo, lidera el tráfico de viajeros con España y Reino Unido.
“Como los principales grupos de aerolíneas en Europa y Estados Unidos, les escribimos con urgencia para solicitar la restauración segura y rápida de los viajes aéreos. Les instamos a considerar la adopción de un programa conjunto de test de covid-19 para mejorar la seguridad y generar confianza en los servicios aéreos transatlánticos”, aseguran las cuatro aerolíneas en la misiva enviada el 21 de julio.
“Dada la importancia incuestionable de los viajes transatlánticos para la economía global y la recuperación de nuestros negocios, creemos que es fundamental encontrar una manera de reabrir las conexiones aéreas entre Estados Unidos y Europa”, señalan las compañías antes de reclamar la puesta en marcha de un programa conjunto para realizar las pruebas del coronavirus a los futuros pasajeros para “proporcionar confianza y permitir que los servicios se reanuden sin requisitos de cuarentena o restricciones de entrada”.
Reconocen que los test presentan desafíos pero piden un plan de actuación conjunto
IAG, Lufthansa, American Airlines y United, que ahora pueden realizar vuelos esenciales, reconocen que los test presentan una serie de desafíos pero instan a que la industria y las administraciones públicas tarbajen de la mano en un programa piloto que “encuentre maneras de superar obstáculos y explorar todas las soluciones para proteger la salud, generar confianza y restaurar de manera segura los viajes de pasajeros entre EEUU y Europa”.
El sector aéreo ha pedido en varias ocasiones que se habilitara un pasaporte sanitario o que se pidan test a los pasajeros para ver si están contagiados para agilizar la vuelta a los cielos con más seguridad, pero lo cierto es que tanto la EASA (Agencia de Seguridad Aérea) como los distintos gobiernos se han mostrado reacios a recomendar o exigir su uso puesto que los resultados todavía no son muy fiables, no implica que entre la realización del test y la obtención de los resultados o el viaje el pasajero no se haya contagiado y pueden generar una falsa sensación de seguridad que lleve al viajero a no respetar las normas de seguridad sanitaria.
