Gérald Darmanin, ministro del Interior de Emmanuel Macron, continúa matizando el proyecto de Ley que debiera combatir el separatismo cultural musulmán prohibiendo comportamientos que atentan contra la dignidad de la mujer, que comienza con la «tiranía masculina» imponiendo códigos de conducta y pueden culminar con los «certificados de virginidad».
Sur Florida/ABC
El presidente Macron lanzó su campaña contra el separatismo cultural musulmán el mes de enero pasado. El estallido de la crisis sanitaria dio un parón a los trabajos de preparación de un proyecto de Ley. Desde el mes de agosto pasado, Darmanin está «estudiando» una relación de comportamientos y prácticas religiosas y sociales (no solo musulmanas) que deberán quedar prohibidas cuando se apruebe la futura Ley, a lo largo del otoño.
Una atención particular será consagrada a los códigos de conducta de muchas familias musulmanas: «tiranía» del padre y los hermanos, imponiendo a las mujeres la «ley» musulmana; «tradiciones» religiosas incompatibles con la legislación «laica» francesa; «certificados de virginidad» impartidos por los padres, en nombre de la autoridad familiar; frecuentación de escuelas y lugares públicos con determinados tipos de velos islámicos; el uso de velos islámicos durante las actividades recreativas y deportivas en las escuelas e institutos…
La futura legislación está siendo objeto de un trabajo de campo en el que intervienen los prefectos, los alcaldes y algunas asociaciones musulmanas, enfrentadas con muchos imanes mucho más integristas que la media.
En la práctica, el rigorismo fanático de muchas familias musulmanas francesas escapa al control de todo tipo de autoridades. De ahí la necesidad, así mismo, de una consulta y equilibrio de fondo entre las autoridades policiales y judiciales.
En el caso de algunas prácticas extremas, como los certificados de virginidad, el proyecto de Ley espera encontrar las fórmulas legales que permitan poner en práctica una cierta «vigilancia» de las familias, permitiendo que las mujeres jóvenes puedan expresarse con libertad, aceptando el principio de presentar denuncias contra sus propios padres y hermanos.