22 de noviembre de 2024 7:43 AM

La deficiencia de hierro aumenta el riesgo de enfermedades del corazón

Obtener todos los nutrientes que el organismo necesita es una de las mejores herramientas para prevenir enfermedades crónicas y vivir por más tiempo. Recientemente, investigadores europeos descubrieron que la deficiencia de hierro puede relacionarse con un mayor riesgo de padecer enfermedades cardíacas. De acuerdo con el estudio, encabezado por el Centro Médico Universitario de Hamburgo, Alemania: 1 de cada 10 nuevos casos de enfermedad cardíaca en personas de mediana edad podrían prevenirse si tuvieran niveles suficientes de hierro en sus dietas.

Sur Florida / El Diario NY

Es bien sabido que el hierro es uno de los nutrientes más importantes en la dieta. Juega un papel fundamental en diversas funciones vitales, como la formación de huesos o la producción de hormonas, en el transporte del oxígeno y participa en la producción de elementos en la sangre (el más claro ejemplo: la hemoglobina). Además, se relaciona con el buen funcionamiento del sistema inmunológico ya que aumenta la resistencia ante las enfermedades e infecciones, y colabora en numerosas reacciones químicas. Su deficiencia se deriva en condiciones como la anemia ferropénica y deteriora el sistema de defensa del organismo.

De acuerdo con el autor principal del estudio el Dr. Benedikt Schrage, médico del Departamento de Cardiología intervencionista del Centro Médico Universitario de Hamburgo, Alemania; los hallazgos del estudio indican que la deficiencia de hierro podría ser un objetivo adecuado para las medidas preventivas en la población general. También, respaldan la realización de ensayos que exploren la eficacia de la suplementación con hierro en personas con deficiencia funcional de hierro. Si bien, de acuerdo con los investigadores la conexión entre la deficiencia de hierro y las enfermedades cardíacas no está de todo clara. Entre las posibles teorías atribuyen como un vínculo potencial, al papel esencial que juega el hierro en el equilibrio del cuerpo y el metabolismo energético.

Es importante mencionar que las personas que presentan algún tipo de deficiencia de hierro, generalmente no consumen suficiente de este vital mineral a través de la dieta o bien no pueden procesar el hierro que obtienen. Por lo tanto la principal recomendación, es iniciar garantizando una adecuada ingesta de hierro a través de poderosos alimentos que además benefician la salud en numerosos aspectos adicionales. Las mejores fuentes de hierro son alimentos de origen animal como la carne de res y cerdo, aves de corral, pescados, mariscos (incluidos atún, vieiras y camarones) y huevos. Por fortuna el hierro también se encuentra en alimentos de origen vegetal, como espinacas, camotes, fresas, sandía, lentejas, frijoles, quinoa, garbanzos, semillas, nueces y productos de soya. Otras buenas fuentes dietéticas incluyen panes y pastas enriquecidos.

Los expertos consideran que la suplementación con hierro juega un papel menor, siempre que la absorción general a través de los alimentos sea suficiente. Sin embargo, son recomendados en aquellas personas que no puedan absorber suficiente hierro a través de los intestinos; en algunos casos la terapia con hierro intravenoso podría ser una opción.

Como referencias anteriores, se cuenta con algunos estudios que han encontrado que los pacientes con deficiencia de hierro con enfermedades cardiovasculares, presentan mayores probabilidades que otros de ser hospitalizados o morir. Como dato al margen: en dichos casos la administración de hierro por vía intravenosa mejoró los síntomas, la función y la calidad de vida en pacientes con insuficiencia cardíaca con deficiencia de hierro, anotaron los investigadores.

¿En qué consistió el estudio? Contó con la participación de más de 12.000 hombres y mujeres europeos con una edad promedio de 59 años y fue una muestra larga que tuvo una duración de aproximadamente 13 años. Los investigadores buscaron enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares, muerte por enfermedad cardiovascular y muerte por cualquier causa. Al comienzo del estudio, casi dos tercios de los participantes tenían lo que se llama deficiencia funcional de hierro. Esto significa que tienen suficiente hierro, pero no suficiente en la sangre para que el cuerpo funcione correctamente. Dentro de los hallazgos más relevantes descubrieron que estas personas tenían más probabilidades de desarrollar enfermedades cardíacas y también tenían más probabilidades de morir durante los próximos 13 años.

¿Cuáles fueron los resultados? Durante el seguimiento, el 18% de los participantes murió, el 5% de ellos por enfermedad cardiovascular. Además, el 9% fue diagnosticado con enfermedad cardíaca y el 6% con accidente cerebrovascular. También salieron a la luz otros datos bastante preocupantes: la deficiencia de hierro se vinculó con un 24% más de riesgo de enfermedad cardíaca, un 26% más de riesgo de morir por enfermedad cardiovascular y un 12% más de riesgo de morir por cualquier causa, en comparación con la ausencia de deficiencia de hierro.

Schrage y sus colegas calcularon el efecto de la deficiencia de hierro durante 10 años: encontraron que el 5% de todas las muertes, el 12% de las muertes cardiovasculares y el 11% de los nuevos diagnósticos de enfermedades cardíacas podrían atribuirse a la deficiencia de hierro. Por lo tanto aumentar el consumo de alimentos con hierro es una medida importante, sin embargo no es la única herramienta en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Siempre deberá complementarse con una dieta equilibrada y saludable, y sobre todo con buenos hábitos enfocados en el estilo de vida: realizar actividad física, un descanso de calidad, un adecuado manejo del estrés, un buen control de la presión arterial y el colesterol.

Además es indispensable que los grupos vulnerables como son los niños, mujeres embarazadas y adultos mayores, cumplan con los requerimientos de hierro establecidos como saludables. La recomendaciones generales establecidas por la Organización Mundial de la salud son las siguientes: hombres de 19 a 50 años: 8 mg; mujeres de 19 a 50 años: 18 mg, adultos mayores de 51 años: 10 mg; mujeres embarazadas: 27 mg de hierro al día.

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