Cazabombarderos israelíes han atacado suelo gubernamental en la provincia oriental de Deir Ezzor durante la madrugada del miércoles. Según testimonios, entre los objetivos de las bombas había varias posiciones controladas por la Guardia Revolucionaria iraní y sus fuerzas aliadas, desplegadas en Siria bajo demanda del presidente Bashar Asad. Sus defensas antiaéreas fueron insuficientes para repeler el bombardeo, que según fuentes opositoras dejó decenas de muertos y heridos.
Sur Florida/El Mundo
Aunque este tipo de ataques se han vuelto relativamente rutinarios, la magnitud, el lugar y, sobre todo, su publicitación son del todo novedosas, en un contexto de tensión entre Irán y los EEUU, enfrascada en una campaña para obstaculizar todo ejercicio diplomático propuesto por Joe Biden. De hecho, en un gesto raro, una fuente de la Inteligencia estadounidense confirmó a la agencia Associated Press (AP) que Washington había proporcionado información a Israel sobre las posiciones atacadas.
Estas se encuentran en Abu Kamal y aledaños, una zona fronteriza con Irak en la que, según numerosas informaciones, Irán lleva años pergeñando un intrincado sistema de bases y arsenales que le permitan asegurar una suerte de ‘puente terrestre’ entre su país y el Líbano. Una estrategia complementaria a sus esfuerzos militares para sostener al rais sirio, y que le han permitido extender su influencia por la región, confrontando los intereses de los EEUU y algunos de sus socios, en particular los israelíes.
La agencia oficial siria SANA ha publicado que “los resultados de la agresión están siendo verificados”. Varias fotografías compartidas en las redes sociales muestran edificios enteros vencidos. AP indica que los bombardeos aéreos se cebaron con varios “almacenes en Siria que estaban siendo usados de conducto para almacenar y montar armas iraníes”. Otros reportes hablan de ataques contra bases militares, entre ellas la de la milicia Fatemiyun, una fuerza chií de afganos reclutados por Teherán.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, un medio opositor que informa en base a activistas sobre el terreno y cuya credibilidad ha sido puesta en entredicho ocasionalmente durante la guerra siria, ha contado 18 ataques durante la madrugada, algunos en la misma frontera con Irak. Su balance es de 23 muertos, siete de ellos sirios y el resto combatientes bajo órdenes iraníes. Durante 2020, añade, los israelíes ejecutaron 39 ataques, en los que golpearon 135 objetivos en suelo sirio.
Estos ataques se producen pocos días después de que muchos vecinos de Beirut hayan criticado el estruendo de cazas israelíes volando a muy baja altitud, en una serie de maniobras que los hebreos no han explicado. Hablando bajo condición de anonimato, la fuente citada por AP se refiere a una decisión tomada durante un café que se tomaron el secretario de Estado de los EEUU, Mike Pompeo, y Yossi Cohen, jefe del Mosad, el lunes pasado en Washington.
Según han publicado varios medios durante los últimos meses, Israel ha tratado de reclutar a varios países de la región para atacar Irán, justo cuando Teherán, consciente de la voluntad de Joe Biden de dialogar, había optado por su estrategia de ‘paciencia estratégica’, aguardando el fin de la era Trump. El mismo Donald Trump apostó por atacar un sitio nuclear iraní, pero fue disuadido. Los israelíes no encontraron apoyo para tal golpe, pero Irán los acusa de asesinar al científico nuclear Mohsen Fajrizadé en noviembre,
Teherán ha prometido “venganza” por este ataque, y ha respondido a tales desafíos renunciando a nuevos compromisos con el acuerdo nuclear, que Biden asegura querer reflotar, aunque sin detallar las condiciones. Así, las espadas siguen en alto, con los iraníes reconociendo su falta de confianza en la Presidencia estadounidense. En este contexto, Israel, que ha insistido en que no permitirá a los iraníes atrincherarse en Siria, cerca de sus fronteras, ha lanzado uno de los mayores ataques contra ese país.
