Ford y una empresa asociada anunciaron que planean construir tres grandes fábricas de baterías para vehículos eléctricas y una planta de ensamblaje de autos para 2025 — una importante inversión en el futuro de esta tecnología que generará un estimado de 10.800 puestos de trabajo y situará el futuro de la producción de la automotriz en el sur de Estados Unidos.
SurFlorida / AP
Las plantas, que estarán en Kentucky y Tennessee, producirán baterías para la próxima generación de modelos eléctricos de Ford y Lincoln que se fabricarán en Norteamérica. Combinadas, son la mayor inversión en producción realizada nunca en los 118 años de la empresa, y está entre las mayores del mundo.
En concreto, las nuevas factorías proporcionarán una gran cantidad de empleos que posiblemente tendrán buenos salarios. La mayoría de los nuevos puestos serán a tiempo completo, con un porcentaje relativamente bajo de temporales para cubrir vacaciones o bajas laborales.
Junto a su socia de baterías, la firma surcoreana SK Innovation, Ford dijo que invertirá 5.600 millones en Stanton, una zona rural de Tennessee, donde instalará una planta para producir camionetas eléctricas de la Serie F. Un emprendimiento conjunto llamado BlueOvalSK construirá una fábrica de baterías en el mismo lugar cerca de Memphis, además de otras dos en Glendale, Kentucky, cerca de Louisville. Ford estimó que la inversión en Kentucky ascenderá a 5.800 millones y que el desembolso total de la compañía será de 7.000 millones de dólares.
Con este nuevo proyecto, Ford está apostando de forma significativa por un futuro en el que prevé que la mayoría de los conductores cambie en algún momento del motor de combustión interna que lleva impulsando vehículos en Estados Unidos desde hace más de un siglo a las baterías eléctricas. Si esta transición encuentra trabas o demoras, la apuesta podría afectar a los resultados del grupo.
Ford espera que en 2030 entre el 40 y el 50% de sus ventas en Estados Unidos sean de vehículos eléctricos. Por ahora, apenas alrededor del 1% de todos los autos que circulan por carreteras estadounidenses funcionan con electricidad.