Si se mira bien, uno de los paneles de la mitad inferior brillantemente restaurada del Altar de Gante aún tiene viejo barniz, justo al lado de los colores vívidos que han vuelto a la vida en una de las obras más emblemáticas del arte occidental.
SurFlorida – Diario Las Américas
Parece más antiguo que el resto de la obra de principios del siglo XV, pero de hecho el panel café es una réplica que data de la década de 1940.
Así como un recordatorio de uno de los mayores crímenes de arte no resueltos de todos los tiempos: el robo de 1934 del panel de los Jueces Justos.
Restauración de los paneles del Altar de Gante
Los restauradores no quisieron darle a la copia la misma renovación que al resto de los paneles que habían limpiado hasta entonces.
“Decidimos dejarle esa pátina, precisamente para mostrar claramente a la gente que esta es una copia, no el verdadero Van Eyck”, dijo el canónigo Ludo Collin.
El verdadero Los Jueces Justos podría estar en cualquier lado, y Gante aún tiene un fiscal y dos policías investigadores dedicados a tratar de resolver el crimen un siglo después.
A lo largo de los años han tenido la asistencia — generalmente no solicitada — de detectives aficionados, como un expolicía, un taxista, un experto en computación y un autor de libros para niños.
Como la pintura misma, con sus complicados detalles, luz brillante y sutilezas religiosas, la historia del crimen es difícil de resistir.
La magistrada Caroline Dewitte dice que el sospechoso principal, Arsene Goedertier, murmuró justo antes de morir de un derrame cerebral medio año después del robo.
“Sólo yo sé dónde está el panel”, dice.
El misterio
También está el misterioso alegato en la última de 14 cartas de extorsión, jamás enviada.
En la que Goedertier escribió que “Los Jueces Justos está en un lugar donde ni yo ni nadie más puede llevársela sin atraer la atención del público”.
Para más, agentes que registraban la oficina de Goedertier hallaron una serie de dibujos hasta ahora indescifrables y acrónimos extraños que posiblemente estén relacionados con el robo. “Tiene tintes de ‘El código Da Vinci’”, dijo Dewitte.
En su larga historia, el Altar de Gante fue casi destruido por iconoclastas en el siglo XVI.
Llevado a París a caballo y carreta tras la revolución francesa, vendido a un marchante, casi quemado en la catedral en 1822 y tapado con ladrillos durante la Primera Guerra Mundial para evitar la apropiación alemana.
Luego que “Los Jueces Justos” sobrevivió todo eso, ocurrió el apodado “robo intrépido”.
Descubren desaparición
La desaparición se descubrió la mañana del 11 de abril de 1934, y poco después una multitud que inundó la catedral gótica posiblemente destruyó pruebas cruciales que podrían haber ayudado a los investigadores.
“Sólo imagina lo que debió haberse perdido en esas primeras horas valiosas”, dijo Dewitte.
Entonces llegó la primera carta al obispado de Gante exigiendo un millón de francos, una vasta suma en esos tiempos, por el retorno seguro del panel, y amenazando con destruir la obra si las autoridades no cooperaban.
El extorsionista incluso devolvió un pequeño panel trasero que también desapareció esa noche para demostrar sus credenciales. Doce cartas más siguieron y la 14ta fue encontrada sin enviar.
“Es un caso que lleva a la gente a fantasear”, dijo Paul Drossens, el archivista estatal que ahora tiene el expediente policial original del caso.
Tres grandes archivos marcados en rojo con las palabras “NO DESTRUIR NUNCA” contienen de todo.
Desde las cartas y el pedido de ayuda a Scotland Yard hasta la advertencia pública de 1935.
De que “la fiscalía está convencida de que el panel no fue destruido y debe rastrearse en el país, principalmente en Gante y sus alrededores”.
Eso no sucedió
Desde el enorme esfuerzo de restauración del altar de 4,5 por 3,3 metros (15 por 11 pies) comenzó en 2012.
Dewitte dijo que “de alguna manera esperaba que llevara a un descubrimiento, porque es muy triste que el panel original no pueda ser parte de esto. No pudo ser”.
El canónigo Collin aún alberga esperanzas por lo que llama “el Monstruo del Lago Ness de nuestra catedral”, pues se ha sugerido que el panel pudo haber sido escondido dentro del enorme edificio gótico.
De cualquier modo, las autoridades ahora quieren asegurar que todos los paneles restantes estén perfectamente protegidos de robo y humedad.
Si hay un inconveniente en el nuevo centro de visitantes, es el enorme revestimiento de vidrio que mantiene al público demasiado lejos como para apreciar la obra de arte más maravillosa de Europa.
“Está bien protegida de robo, pero no diré cómo funciona”, dijo Collin. “Un panel es suficiente”.