Cuando el poder autocrático se enfrenta a una oposición democrática consciente, se desarticula y eso le impide funcionar dentro de un marco objetivo, de respeto y legalidad. Las estrategias electorales, desarticuladas en su cabecera, utilizan métodos no convencionales, violentos e ilegales. Lo primero y más importante es dividir a la oposición en facciones enfrentadas, la clásica táctica fascista de divide y vencerás. El chavismo está profundamente implicado en un descabellado proceso para dividir a la alternativa democrática y menospreciar a la sociedad civil y no se ha dado cuenta, que contrario a sus deseos, los venezolanos no estamos divididos en tribus medievales.
El arma principal de la instigación son las provocaciones políticas, las descalificaciones, los insultos, las mentiras y las encuestas amañadas organizadas por el servilismo oportunista de “honestos” encuestadores como Schemel y los opinadores de oficio, como Poleo, Blanco Muñoz y otros, quienes conforman el paradigma de una plaga de gurús que florecen siempre con las crisis, personajes grises de la política nacional que no deja pasar ocasión para promocionar sus fracasadas recetas políticas, amenazando con las siete plagas del Apocalipsis, se consideran sumos sacerdotes políticos que usan sus columnas y encuestas como un púlpito desde el que arrojan sus blasfemias políticas con inusitada vehemencia, pretendiendo desintegrar o debilitar la cohesión nacional en torno a la unidad con Capriles al frente.
El eslabón clave para el oficialismo son esos separatistas, cuyo camino hacia las riquezas, reconocimiento e influencia local está basado en su utilidad al gobierno. Hoy tenemos todo un ejército de “fracasados expertos” que proporcionan cobertura ideológica y encuestas trucadas bajo el patrocinio del tesoro público y aupados por los áulicos del Gobierno desde la AN y los ministerios.
Las fuerzas móviles del chavismo operan impunemente, amparados por el Gobierno. Vivimos tiempos de guerra sucia y asimétrica, el país es saqueado, sus recursos son usurpados impunemente y en medio de la desesperación por la inminente pérdida del poder, activan sus milicias de mercenarios armados y mediáticos, en su mayoría extranjeros.
En cualquier caso, no hay que preocuparse más, porque de esta situación de crisis estructural saldremos gracias a la suma de decisiones acertadas de una sociedad que ha tenido tiempo suficiente para madurar políticamente y así analizar a conciencia la grave crisis que atraviesa el país.
No tengamos la menor duda, del chavismo vamos a salir el 7/O, siendo constantes con nuestros principios democráticos y con clara consciencia de la obligación que tenemos de ejercer nuestro derecho al voto y de lo que somos capaces de hacer para luchar por una mejor Venezuela. Debemos trabajar unidos en su sólo bloque, cumplir con la regla básica de la democracia: votar masivamente. Tenemos la obligación de cuidar la imagen de la unidad, que se nos vea unidos, trabajando y defendiendo nuestro país. Debemos tener clara nuestra senda y tenemos que tener claro que Capriles y el Comando Venezuela están haciendo lo que tienen que hacer en todo el país, así podremos garantizar que la agenda electoral sea imparable para recuperar nuestro país, pero sobre todo, necesitamos mantener la confianza en nosotros mismos y no permitir que las voces lapidarias de los “gurús” nos desmoralicen.