5 de noviembre de 2024 8:32 PM

España celebra primer concierto masivo de rock con con Love of Lesbian y 5 mil personas

Cinco mil fanáticos participaron de un concierto de rock en Barcelona este sábado, tras someterse a pruebas instantáneas de COVID-19, probando su efectividad para prevenir brotes del coronavirus en grandes eventos públicos.

surflorida/infobae

“Será una noche única, disfrutadla”, decía una presentadora minutos antes de empezar en el Palacio Sant Jordi de Barcelona la actuación de Love of Lesbian, uno de los principales grupos del panorama musical español.

Efectivamente, la banda obtuvo una autorización especial de las autoridades de salud. Aunque el resto del país está limitado a congregaciones de no más de cuatro personas en espacios cerrados, los participantes en el concierto interactuaron libremente.

Testeos masivos, mascarillas FFP2 para todos los asistentes y una avanzada ventilación hicieron posible una fiesta, una excepción en una Europa casi totalmente cerrada por las restricciones pandémicas.

“Estoy muy, muy emocionado. Hacía año y medio que no pisábamos un escenario y alguno ya está llorando aquí arriba”, gritaba el líder de la banda, Santi Balmes tras el primer tema, convenientemente titulado “Nadie por las calles”.

El público de Love of Lesbian

“Es increíble, muy emocionante. Nos habíamos olvidado de esta sensación de gente, es como si fuera mi primer concierto”, reconocía Jordi Sanz desde la pista del Sant Jordi, la única zona ocupada puesto que las gradas se dejaron vacías.

“Había muchas ganas de hacer algo diferente, de dar un paso hacia la normalidad”, decía Marina Crespo, de 25 años, quien pese a las medidas de seguridad prefería “mantener distancia”, “estar algo separada”.

Aun así, la sensación era de un viaje al mundo prepandémico: espectadores saltando, bailando, abrazándose, coreando a todo pulmón las canciones o, incluso, tomando cerveza en las barras.

Pero detrás del evento impulsado conjuntamente por un grupo de festivales y promotores musicales y un hospital de la zona, se esconde un dispositivo que, según sus organizadores, lo convierte en un espacio más seguro que un domicilio particular.

Por la mañana, las pistas de baile de tres discotecas de Barcelona, cerradas durante meses, se reconvirtieron en improvisados hospitales de campaña con múltiples carpas blancas y enfermeras de azul practicando tests de antígenos cuyos resultados llegaban en diez minutos.

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