Dos miembros de la Armada de Estados Unidos han muerto debido a complicaciones por el COVID-19, en un momento en que crecen las preocupaciones por la mortal variante delta.
Sur Florida / AP
Un reservista de la Armada emplazado en Idaho murió el lunes, y un médico asignado al Centro Médico Naval en Camp Lejeune, Carolina del Norte, falleció el viernes pasado, con lo que ya son 10 los marineros muertos por COVID-19. La Armada indicó el miércoles que los elementos eran el maestro en armas de primera clase Allen Hillman, de 47 años, de Boise, y el capitán Corby Ropp, de 48 años, de Camp Lejeune.
Sus muertes son las primeras relacionadas con el COVID-19 en la Armada desde el 29 de abril. Suceden en un momento en que el número de casos activos del virus entre marineros ha aumentado de menos de 250 a principios de junio a más de 800 en la actualidad, según la capitana de corbeta Patricia Kreuzberger, una vocera de la Armada.
Según el Pentágono, el número de fallecimientos en el ejército de Estados Unidos relacionados con el coronavirus sigue siendo bajo, menor a 30. En total, ha habido casi 206.000 casos dentro de las fuerzas armadas hasta el 21 de julio, la última fecha en que las cifras estuvieron disponibles. Más de 39.700 de esos casos son de marineros de la Armada.
Según ese cuerpo militar, Ropp, quien era director de cirugía refractiva y oftalmología en el centro médico, murió en el Hospital Universitario Duke en Durham, Carolina del Norte. Hillman estaba asignado a la Unidad de Entrenamiento de Voluntarios de Reserva de la Armada en Boise.
No se proporcionaron detalles sobre cuál variante del virus tenían los marineros ni si habían sido vacunados. Pero el rápido aumento de casos a nivel nacional de la muy contagiosa variante delta ha provocado que se reconsidere la posibilidad de ordenar la inoculación, el uso de mascarillas y mayor aplicación de pruebas diagnósticas.