El presidente Joe Biden y los congresistas demócratas se acercaron el martes a un acuerdo sobre cuánto recortarán su ambicioso plan de gasto aunque el mandatario alegó públicamente que las medidas ayudarán a impedir que el país pierda su “ventaja” en la competitividad global.
Sur Florida / AP
Biden viajó a Michigan para promover la propuesta de una red de seguridad más amplia, programas de salud y medioambientales, pero tras su discurso reconoció lo inevitable mientras los demócratas se centran ahora en un plan de 2 billones de dólares para recabar apoyos.
“Quiero asegurarme de que tenemos un paquete con el que todo el mundo pueda estar de acuerdo”, dijo Biden a reporteros. “No va a ser de 3,5 billones. Va a ser menos”.
“Lo lograremos”, afirmó.
En el Capitolio había fuertes indicios de que los demócratas se estaban uniendo en torno a la propuesta de Biden de sacar adelante un plan en el rango de los 2 billones, una cifra que parecía potencialmente aceptable para el senador demócrata de Virginia Occidental Joe Manchin y para otros centristas con reservas. Con todos los republicanos en contra, Biden no puede perder el respaldo de ningún senador de su partido.
Al mismo tiempo, se formaron nuevas líneas de batalla mientras los demócratas deciden cuáles de los muchos programas quieren ampliar — salud, educación, atención infantil, cambio climático — seguirán en la propuesta final, se reducirán o quedarán fuera.
Y en una señal de lo mucho que podría cambiar el proyecto de ley para cuando llegue a su escritorio, Biden sugirió más tarde que firmaría la medida aunque incluyera la controversial enmienda Hyde, que impide que los fondos federales sean utilizados para la mayoría de los abortos. Manchin quiere que se incluya en la versión final de la propuesta, algo a lo que se oponen los demócratas progresistas.
“La firmaría de cualquier manera”, dijo Biden a reporteros.
En su discurso en un centro de formación sindical, el presidente señaló que quienes se oponen a su medida son “cómplices en el declive de Estados Unidos” y alegó que su plan es vital para la competitividad estadounidense. Además, afirmó que quería “aclarar algunas cosas” sobre su agenda y hacer a un lado lo que describió como “ruido” en Washington.
“Estados Unidos sigue siendo la economía más grande del mundo, aún tenemos a los trabajadores más productivos y a las mentes más innovadoras del mundo, pero corremos el riesgo de perder nuestra ventaja como nación”, manifestó.
El presidente habló sobre sus planes con más detalle de lo que lo había hecho últimamente, después de pasar la semana pasada metido en los detalles de las negociaciones en el Capitolio.
Destacó las partes más populares de la propuesta, como la financiación de la educación infantil y la inversión para combatir el cambio climático, en lugar de comentar la elevada cifra total. Y enfatizó que los billones de dólares del plan se gastarán en el transcurso de una década y se pagarían con aumentos de impuestos a las empresas y a los estadounidenses más ricos.
Las encuestas sugieren que algunas partes de su plan de gasto y de un proyecto de ley de infraestructuras de 1 billón de dólares relacionado — como ampliar las oportunidades de cuidado de los niños y proyectos de carreteras y puentes — son populares en gran parte de la población. Pero incluso algunos de los aliados más cercanos a la Casa Blanca están preocupados porque no se haya hecho suficiente para vender la iniciativa. Esto llevó a Biden a salir a la carretera de nuevo el martes para promocionar sus iniciativas en el distrito de la representante demócrata Elissa Slotkin.
“Estas propuestas no son sobre la izquierda frente a la derecha o moderados frente a progresistas”, afirmó Biden. “Estas propuestas son sobre competitividad frente a complacencia”.