Lo que está en juego en este conjunto de medidas a largo plazo es enorme, ya que millones de estadounidenses esperan con urgencia algún tipo de nueva ayuda desde Washington ante una pandemia de COVID-19 que se está descontrolando tanto en Estados Unidos como en otros países.
surflorida/Reuters
El Congreso aprobó el lunes por abrumadora mayoría un proyecto de ley de ayudas de emergencia de 892.000 millones de dólares que incluye un pago único de 600 dólares a los estadounidenses para ayudarlos a hacer frente a una economía nacional afectada por la pandemia.
Este paquete se sumó a los 1,4 billones de dólares en fondos para garantizar la continuidad operativa del Gobierno federal durante el actual año fiscal, que termina el 30 de septiembre.
No obstante, Trump insinuó el martes que podría vetar las ayudas si los pagos directos no suben a 2.000 dólares por persona y si no se desecha una serie de proyectos de gasto gubernamental no relacionados con la pandemia, incluidas las ayudas al extranjero.
Trump no dijo explícitamente que vetaría el proyecto en su forma actual, pero con su advertencia puso las ayudas en el limbo, así como la capacidad del Gobierno federal para funcionar con normalidad más allá del próximo lunes, cuando se agoten los fondos existentes.
En un desafío a los congresistas republicanos que se esforzaron por mantener el coste del proyecto de ley de ayudas por debajo del billón de dólares, los demócratas recibieron con entusiasmo la demanda de Trump de cheques más cuantiosos.
Recurriendo a un procedimiento raramente usado en la tramitación de una ley importante, se espera que los demócratas traten de pasar la iniciativa a la velocidad del rayo con un voto unánime durante la mañana del jueves.
No obstante, para que esta votación tenga éxito, los 435 escaños de la Cámara baja tendrían que estar de acuerdo con la maniobra.
Si la táctica de los demócratas fracasa, Trump tendrá que elegir entre firmar los 2,3 billones de dólares en ayudas frente al coronavirus y los fondos gubernamentales o vetarlos.