Hace ocho años, Rubén Limardo hacía una gira de medios en su natal Venezuela tras convertirse en el segundo atleta de su país en ganar una Medalla de Oro en los Juegos Olímpicos.
Sur Florida / diariolasamericas
Hoy su historia se torna diferente. Le tocó cambiar la espada y la pedana por una bicicleta y asfalto. Como miles de personas en el planeta, Limardo tuvo que reinventarse por la pandemia.
Para estas fechas, quien estuviese hablando de lo ocurrido en los suspendidos Juegos Olímpicos de Tokio, pedalea en la ciudad de Lodz, en Polonia, para ganarse la vida.
“Como muchos de mis compañeros atletas, mis hermanos y yo hemos tenido también que buscar una alternativa para generar ingreso”, es parte del texto que compartió Limardo en Instagram junto una foto en la que se le ve junto a una bicicleta y un bolso de una compañía de Delivery.
“Para quienes creen que algunos tenemos ¨privilegios¨ por los resultados déjenme decirles que no es así”, asegura el miembro del Salón de la Fama del Esgrima.
El venezolano asegura que no ha dejado prepararse para dar lo mejor de sí en sobre la pedana, pero mientras la pandemia ha impedido que se desarrollen torneos, ha tenido que decidió “tener un segundo trabajo para mantener a su familia”.
“No he dejado ni un día de entrenar, sin embargo no podía sentarme a esperar los recursos que debo ganar por mi labor de atleta, por primera vez a mis 35 años estoy dedicado también a algo que no es solamente el deporte y que eso me llena de satisfacción”.
El esgrimista debe recibir un monto mensual del Ministerio del Deporte o Instituto Nacional de Deporte, que administra la dictadura de Maduro.
Limardo se convirtió en Londres 2012, cuando ganó la final de Esgrima modalidad espada, en el segundo ganador de oro olímpico para Venezuela. Se unió entonces a Francisco “Morochito” Rodríguez, quien había conquistado medalla dorada en boxeo en México 1968.