A pocas horas de haberse efectuado el primer debate presidencial entre los candidatos a la Casa Blanca, calificado por analistas como uno de los más tensos y caóticos de los últimos años en el país, el exdirector del FBI James Comey estará testificando este miércoles 30 de septiembre ante la Comisión de Asuntos Jurídicos del Senado, un mes antes de que se produzcan las elecciones.
Sur Florida / Diario Las Américas
El motivo de las declaraciones que deberá prestar Comey responde a que el exjefe del FBI sería uno de los principales testigos en la investigación que lleva el presidente de esa comisión del Senado, Lindsey Graham, en torno al origen de la pesquisa del Departamento de Justicia sobre la supuesta intromisión rusa en las elecciones 2016.
También, horas antes de que se produzca esta audiencia, el director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, John Ratcliffe, envió una carta al presidente del Comité Judicial del Senado, con fecha de 29 de septiembre de 2020, en la que alega haber obtenido información de inteligencia que señala que la excandidata presidencial demócrata Hillary Clinton habría aprobado la ejecución de un supuesto “plan de campaña” dirigido a provocar un “escándalo”, que vincularía al entonces candidato presidencial Donald Trump con Rusia, en 2016.
Trump fue investigado bajo alegaciones de presuntamente “vincularse” a los rusos para “ganar” las elecciones en 2016. La investigación concluyó sin evidencia de que haya habido una conspiración criminal que involucrara a la campaña de Trump y Rusia, pero dejó la puerta abierta a más investigaciones.
La mencionada carta enviada por Ratcliffe llegó a manos de Graham pocas horas antes del primer debate presidencial entre el presidente Trump y el candidato presidencial demócrata Joe Biden, quien fue vicepresidente de la administración Obama en el momento en que supuestamente se urdió la pressunta trama.
La carta de Ratcliffe no ofrece detalles acerca de cuándo el entonces presidente Barack Obama pudo haber sido informado del supuesto complot, por confirmar, que la exsecretaria de Estado habría aprobado.
Tampoco informa si el entonces vicepresidente Joe Biden tenía conocimiento de la probable trama contra el entonces candidato republicano, Donald Trump.
El presunto complot, de acuerdo con la información, ocurrió en julio de 2016 con la que se habría pretendido dañar a Trump al “vincularlo con el presidente ruso Vladimir Putin y el hackeo ruso al Comité Nacional Demócrata”, escribió Ratcliffe a Graham en la carta.
La carta señala que notas escritas a mano por el entonces director de la CIA John Brennan, quien ahora se caracteriza por ser un acérrimo crítico del presidente Trump, revelan que Brennan informó al entonces presidente Obama y a otros altos cargos de Seguridad Nacional sobre “la supuesta aprobación del plan de Hillary Clinton el 26 de julio de 2016, a propuesta de uno de sus asesores en política exterior. El propósito era vilipendiar a Donald Trump con un escándalo en el que supuestamente se alegaría interferencia de los servicios de seguridad rusos”.
La carta del director Nacional de Inteligencia que es un documento desclasificado, señala que el 7 de septiembre de 2016, funcionarios de inteligencia de Estados Unidos remitieron el caso al director del FBI James Corney y al subdirector adjunto de contrainteligencia Peter Strzok, respecto a “la aprobación del plan” de la candidata presidencial estadounidense Hillary Clinton, concerniente al candidato presidencial estadounidense Donald Trump y los hackers informáticos rusos con el propósito de obstaculizar las elecciones estadounidenses.
El interés sería presuntamente distraer la atención del público estadounidense sobre el uso que había hecho Hillary Clinton de su correo electrónico personal para enviar mensajes con contenidos oficiales, cuando se desempeñaba como secretaria de Estado durante la administración Obama.
Esos correos habrían sido enviados de enero de 2009 a febrero de 2013. Las reglas del Departamento de Estado establecen que la comunicación oficial debe ser enviada desde la cuenta de correo gubernamental y no privada. Esos correos podrían haber contenido asuntos de Estado, de acuerdo con publicaciones periodísticas a inicios de 2016.
Entonces, el FBI abrió una investigación de una posible “colusión” entre Trump y Rusia el 31 de julio de 2016, cinco días después de que supuestamente Clinton habría tramado el plan, basándose en que el asesor de campaña de Trump, George Papadopoulos, presumiblemente le dijo a un diplomático australiano que Rusia tenía información dañina sobre Clinton, que era la candidata demócrata nominada [para las elecciones presidenciales] de 2016”.
La investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre una posible colusión entre Trump y Rusia concluyó el año pasado sin evidencia creíble de que haya habido una conspiración criminal que involucre a la campaña de Trump y Rusia, pero, como mencionamos antes, dejó la puerta abierta a otras investigaciones al mencionar “que pudo haber habido gestiones al respecto”.
De acuerdo con reportes del Departamento de Justicia, la investigación del fiscal especial designado Robert Mueller, que tomó casi tres años, costó a los contribuyentes estadounidenses más de 25 millones de dólares.
El jefe nacional de inteligencia dijo que su agencia no pudo confirmar la validez de la supuesta afirmación que Clinton habría aprobado el plan, y que la información se deriva de un “análisis de la inteligencia rusa que podría reflejar exageración o fabricación”, precisa la carta.
Mientras tanto, Mueller ha declinado la invitación del comité especial a comparecer para explicar a plenitud su informe sobre la investigación rusa.
“Como se menciona en una carta del 24 de septiembre de 2020 a su Comité, el secretario del Departamento de Justicia (Willliam) Barr informó que la divulgación de esta información no interferirá con el Departamento de Investigaciones judiciales. Desclasificación adicional y divulgación pública de (información de) Inteligencia relacionada permanece bajo consideración”, concluye la carta del director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, John Ratcliffe.