Una poderosa tormenta que golpeó California batió récords de precipitaciones y ayudó a apagar incendios forestales. Sin embargo, aún estaba por ver cuánta mella hacía en la larga sequía del estado.
Sur Florida / AP
El sistema se debilitó al avanzar hacia el sur, aunque el lunes por la noche descargó lluvia suficiente como para causar aludes de lodo que cortaron carreteras en las montañas de San Bernardino, al nordeste de Los Ángeles.
En la zona norte del estado, los aguaceros causaron inundaciones generalizadas y desprendimientos de rocas durante el fin de semana. Los vendavales derribaron árboles e incluso volcaron dos grandes plataformas de perforación en el puente de Richmond-San Rafael, cerca de San Francisco. Pacific Gas & Electric informó de cortes de luz en 380.000 viviendas y negocios, aunque la mayoría recuperaron el servicio el lunes.
Pese a los problemas, la lluvia y la nieve en las montañas fueron bienvenidos en el norte de California, tan seca que casi todo su territorio está clasificado como en sequía extrema o excepcional. El clima húmedo también reduce de forma drástica el riesgo de nuevos incendios tras otro año devastador de fuegos en el estado, especialmente en la región norteña.
El Servicio Meteorológico Nacional describió como “asombrosas” las cifras de precipitaciones, como 28 centímetros (11 pulgadas) en la base del monte Talmapais, en el condado Marin, y 10 centímetros (4 pulgadas) en el centro de San Francisco, el cuarto día con más lluvia en la historia de la ciudad.
“Han sido unas 24 horas memorables para la zona de la Bahía mientras el comentado río atmosférico pasaba sobre la región”, dijo el lunes la oficina local de meteorología. “Literalmente hemos pasado de condiciones de sequía/incendios a inundaciones en un único ciclo de tormentas”.
Al nordeste de San Francisco, en el centro de Sacramento, cayeron 13,82 centímetros (5,44 pulgadas) de agua, muy por encima del récord previo de lluvias en un día, que se mantenía desde 1880.
El mismo sistema tormentoso afectó a los estados de Oregon y Washington, donde dejó a decenas de miles de personas a oscuras. Dos personas murieron cuando un árbol cayó sobre un vehículo en la zona metropolitana de Seattle.
Justin Mankin, profesor de geografía en el Darthmouth College y codirector del Equipo contra Sequía en la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA por sus siglas en inglés), dijo que el ciclo de pasar de años de sequía a chaparrones récord es algo que se espera que continúe debido al cambio climático.
“Aunque esta lluvia se agradece, llega con estos riesgos y no terminará necesariamente con la sequía”, dijo Mankin. “California aún necesita más precipitaciones, y las necesita especialmente a gran altitud y repartidas durante más tiempo para que no sean peligrosas”.
Christy Brigham, responsable de ciencia y gestión de recursos en los Parques Nacionales Sequoia y Kings Canyon, indicó que la lluvia era un gran alivio después de que el incendio Caldor calcinara una cantidad indeterminada de los grandes secuoyas del parque, así como miles de pinos y cedros.
“Esta cantidad de lluvia (…) debería poner fin a la temporada de incendios, y debería poner fin en gran parte a nuestra necesidad de combatir este fuego”, señaló.
El incendio Caldor lleva más de dos meses activo. A principios de septiembre provocó la evacuación sin precedentes de toda la ciudad de South Lake Tahoe. Los bomberos lo consideraban ahora totalmente contenido, al igual que -gracias a la lluvia- el incendio Dixie, el segundo más grande de la historia del estado con casi 1 millón de acres quemados.