Una década después de los atentados del 11-S, los neoyorquinos reviven otro año más el trágico derrumbe de las Torres Gemelas, unas imágenes que volverán a repetir hasta el infinito las televisiones y que los familiares de las víctimas y los afectados afrontan con división de opiniones.
La sola idea de pensar en volver a ver las Torres Gemelas cayendo -una estampa que aparece ya con insistencia en la mayoría de canales de Estados Unidos- deja sin palabras a Barahen Ashrafi, que perdió a su marido Mohamed en el restaurante de la última planta de la Torre Norte, donde trabaja como camarero el día de los atentados.
Rafael Hernández, un bombero mexicano que vivió tres meses en la “zona cero” y que ahora, diez años después, aún sigue en la Gran Manzana, sufre las secuelas del 11-S y pide “no olvidar nunca” lo que pasó aquella fatídica mañana de septiembre.
“Para mí, ver todas esas imágenes no es incómodo. Me trae muchos y dolorosos recuerdos, pero la gente no debe olvidar el 11-S”, aseguró a Efe Hernández, quien sin embargo reconoció que para muchas de las familias será un momento “difícil”.
La tragedia del 11-S se recordará por muchas cosas, entre otras por ser la primera vez en la historia en que millones de personas en todo el mundo fueron testigos del zarpazo de los terroristas en la silueta de Manhattan al ver por la pantalla del televisor en directo y sin censura la destrucción del World Trade Center.