El presidente de EEUU Joe Biden, y el de Rusia, Vladimir Putin, celebrarán el miércoles una esperada reunión en la ciudad suiza de Ginebra, en un momento con mucho en juego a nivel diplomático y en el que, según ambos, la relación entre sus países en está su punto más bajo.
SurFlorida / Diario las Américas
Durante cuatro meses, los dos líderes han intercambiado una dura retórica. Biden ha criticado repetidamente a Putin por ciberataques maliciosos de hackers asentados en Rusia contra los intereses de Washington, por despreciar la democracia con el encarcelamiento del líder de la oposición rusa y por interferir en las elección estadounidenses.
Putin, por su parte, ha reaccionado con todo tipo de confusiones, señalando a la insurrección del 6 de enero en el Capitolio para alegar que Estados Unidos no puede dar lecciones sobre las normas democráticas e insistiendo en que el Kremlin no participó en ninguna interferencia electoral o ciberataque a pesar de que la inteligencia estadounidense demuestre lo contrario.
Ahora, los dos se verán las caras por primera vez como presidentes en una reunión que se espera que dure entre cuatro y cinco horas. Antes de la cumbre, las dos partes parecieron rebajar las expectativas.
A pesar de todo, Biden dijo que sería un paso importante que Washington y Moscú puedan encontrar finalmente “estabilidad y previsibilidad” en su relación, un objetivo en apariencia modesto para un presidente que trata con quien considera uno de los rivales más acérrimos del país.
“Deberíamos decidir dónde está nuestro interés mutuo, en interés del mundo, cooperar y ver si podemos hacerlo”, dijo Biden a reporteros a principios de semana. “Y en las áreas en las que no estamos de acuerdo, aclarar cuáles son las líneas rojas”.
El vocero de Putin, Dmitry Peskov, advirtió horas antes de la cumbre que ésta “no será fácil” y que es probable que no arroje avances. Los asuntos contemplados en su amplia agenda “son en su mayoría problemáticos”.
“Tenemos muchas cuestiones que hemos dejado de lado durante mucho tiempo y que debemos analizar. Es por eso que el presidente Putin viene con una actitud de plantear preguntas de forma sincera y constructiva y tratar de hallar soluciones”, apuntó Peskov.
“No, este día no será histórico y no debemos esperar ningún avance. La situación es demasiado complicada en las relaciones ruso-estadounidenses”, añadió. “Sin embargo, el hecho de que los dos presidentes hayan acordado reunirse y empezar a hablar abiertamente sobre los problemas ya es un logro. Podemos decir, antes siquiera de empezar, que la cumbre tiene ya un resultado positivo, pero no debemos esperar avances”.
Según Peskov, las cuestiones bilaterales que Moscú quiere abordar incluyen la estabilidad estratégica, el control de armas, la cooperación en conflictos regionales y acerca de la pandemia del coronavirus, y el cambio climático.
Las condiciones en las que se celebrará la cumbre están meticulosamente coreografiadas y negociadas por ambas partes.
Biden y Putin celebrarán primero una reunión relativamente íntima con el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y el ministro de Exteriores ruso, Sergey Lavrov. El diálogo se abrirá después para incluir a cinco asesores por cada bando.
Una vez que finalice el encuentro, Putin será el primero en ofrecer una conferencia de prensa en solitario, seguido de Biden.