El presidente Joe Biden convocó a gobernantes del mundo a que el jueves emitan nuevos compromisos en favor de la democracia, incluso si el mismo Estados Unidos enfrenta algunas de las amenazas más graves en años a sus tradiciones e instituciones democráticas.
Sur Florida / AP
Mientras el mandatario se apresta a celebrar la primera Cumbre por la Democracia de su gobierno, decidido a mostrar al mundo que la democracia todavía puede funcionar, la nación que durante mucho tiempo ha sido considerada como un ejemplo rutilante acusa una recaída.
Funcionarios electos a nivel local están renunciando a un ritmo alarmante en medio de confrontaciones con voces airadas en reuniones de juntas escolares, oficinas electorales y ayuntamientos. Los estados están aprobando leyes para limitar el acceso al voto, lo que aumenta las dificultades a los estadounidenses para que emitan su sufragio. Y el asalto del 6 de enero al Capitolio ha dejado a muchos en un partido político aferrándose a las falsas aseveraciones de Donald Trump de que le robaron la elección, lo que socava la confianza en la fiabilidad del voto.
Estados Unidos debe hacerlo mejor, insisten críticos dentro del país y en el extranjero.
“¿Nuestra democracia puede superar las mentiras, la ira, el odio y los temores que nos han separado?”, preguntó Biden durante una sesión conjunta del Congreso al inicio de su presidencia, meses después de la insurrección en el Capitolio.
“Los adversarios de Estados Unidos —los autócratas del mundo— están apostando a que no podemos”.
Se trata de un momento preocupante para la principal democracia del mundo cuando el autoritarismo crece en todo el mundo, lo que plantea interrogantes sobre la capacidad de Estados Unidos para predicar con el ejemplo y aumenta las presiones sobre el gobierno de Biden para que no sólo fomente la democracia en el exterior sino para que haga más a fin de apuntalarla en su propio país.
En momentos en que los aliados se disponen a participar en la cumbre virtual de dos días, la Casa Blanca se dirige a la cumbre “desde la humildad”, entendiendo que ninguna democracia es perfecta, ni siquiera la de Estados Unidos, según un alto funcionario que solicitó el anonimato a fin de hacer declaraciones al respecto.
En el foro, al que asistirán unos 110 países para anunciar nuevos compromisos para el fortalecimiento de la democracia, Biden planea hablar de la importancia del derecho al voto en el país, tal como lo hizo durante el aniversario del monumento a Martin Luther King Jr. en la capital, dijo el funcionario. En aquella ocasión, el presidente describió el proceso de votación como “el derecho fundamental” y lamentó las acciones para restringir el voto como “la cosa más antiestadounidense” que se pueda imaginar.
El presidente también dijo que la aprobación de su ambiciosa agenda interna —la iniciativa bipartidista de infraestructura por un billón de dólares que firmó para convertirla en ley así como las iniciativas sociales y contra el cambio climático por aproximadamente 2 billones de dólares, que avanzan en el Senado— demostrará cómo la democracia puede mejorar las vidas de las personas.
“Estados Unidos tiene una próspera democracia, pero ha estado lastimada los últimos años”, dijo Michael Abramowitz, presidente de Freedom House, cuyo informe anual marcó el 15to año consecutivo de declive democrático a nivel mundial.