“La voluntad del Puerto de Barcelona es la de reiniciar la actividad a partir de 2021, trabajando conjuntamente con las autoridades sanitarias para garantizar unas terminales COVID-free y unos protocolos seguros para los viajeros y para los ciudadanos de las localidades visitadas”, señaló ayer la presidenta de esta entidad Mercè Conesa.
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Así se recoge en un comunicado que difundió ayer el Ayuntamiento de Barcelona, tras la reunión que mantuvo el primer teniente de alcalde, Jaume Collboni, y Mercè Conesa con los dirigentes de las principales navieras que operan en el puerto de esta ciudad para analizar la situación del sector en el actual contexto de pandemia.
Collboni transmitió a las principales compañías de cruceros “la predisposición del Ayuntamiento a recuperar un sector clave para la economía, teniendo en cuenta que Barcelona quiere un modelo de turismo sostenible, medioambiental y social, y compatible con la vida en la ciudad”.
En 2020, la actividad crucerística está suspendida desde el estado de alarma, y Barcelona acumula una caída del 91,8%, después de que en 2019 recibiera 3.137.918 cruceristas, la cifra más alta de la serie.
El pasado año fue el primer puerto en Europa y el cuarto mundial en número de cruceristas de puerto base, después de Miami, Port Canaveral y Port Everglades.
Se estima que los barcos que llegan a la capital catalana generan en la ciudad y sus alrededores de 9.000 puestos de trabajo y que anualmente la facturación del sector es de 1.083 millones de euros, aportando a la economía catalana 562 millones.