Las autoridades rusas restaron importancia el miércoles a las enormes manifestaciones contra el encarcelamiento del dirigente opositor Alexei Navalny y calificaron de “histérica” la crítica occidental mientras los activistas reportaban más de 1.400 nuevos arrestos en la represión a las protestas.
SurFlorida / AP
Una corte de Moscú sentenció a Navalny a dos años y ocho meses de prisión por violar las condiciones de su libertad condicional cuando se recuperaba en Alemania de un envenenamiento con una sustancia neurotóxica. Al conocerse el fallo, estallaron protestas en Moscú y San Petersburgo.
Ante la corte, Navalny dijo que las acusaciones en su contra eran inventadas e impulsadas por el “miedo y odio” del presidente Vladimir Putin. Dijo que el mandatario ruso pasará a la historia como un “envenenador”.
El discurso de Navalny circuló ampliamente en las redes sociales en Rusia. Ante un pedido de declaraciones, el vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que no le correspondía determinar el lugar de Putin en la historia. Peskov, al igual que Putin, evita nombrar a Navalny.
Navalny, un militante contra la corrupción y tenaz adversario político de Putin, fue arrestado el 17 de enero al regresar de cinco meses de convalecencia en Alemania de un envenenamiento que atribuye al Kremlin. Las autoridades rusas niegan cualquier participación en el hecho y dicen que no tienen pruebas de que fuera envenenado a pesar de los tests realizados por varios laboratorios europeos.
Mientras se leía el fallo de la corte, Navalny sonrió a su esposa, Yulia, y con sus manos dibujó un corazón dentro de la jaula de vidrio donde estaba encerrado. “Todo estará bien”, le dijo cuando se lo llevaban los guardias.
La esposa agradeció el apoyo a través de su cuenta de Instagram, al decir que “hay tanta gente buena, fuerte y justa que apoyan a Alexei y a mí que no hay manera de retroceder y no hay nada que temer”.
“Ganaremos de todas maneras”, dijo.