Conforme se acerca el 30° aniversario de la invasión argentina de 1982 a las islas Malvinas, llamadas Falklands por los británicos, la tensión aumenta.
La más reciente escalada fue estimulada por la decisión de Mercosur, en diciembre pasado, de cerrar sus puertos a embarcaciones que ondean la bandera de las islas.
También hubo manifestaciones -con la quema de la bandera británica- frente a la embajada de ese país en Buenos Aires.
Entonces la Armada Real anunció el envío del destructor HMS Dauntless al Atlántico Sur, donde se encuentran las islas.
El gobierno británico indicó que se trataba de una acción rutinaria, pero no ayudará a aliviar las tensiones en la región.
Consenso nacional
El estatus de las islas sigue siendo un asunto muy sensible para Buenos Aires.
En la capital, es común ver afiches que ponen de relieve el reclamo del país por las islas. Muchas ciudades argentinas también tienen monumentos a la guerra, en la que murieron más de 600 de sus soldados.
No es raro tampoco ver a jóvenes con tatuajes del mapa de las Malvinas/Falklands en los colores de la bandera argentina.
A nivel político, los sentimientos no son menos intensos.
Puede que la política nacional esté extremadamente polarizada, pero hay consenso entre el gobierno y la oposición sobre la pretensión del país por la soberanía de las islas.
“Es la pieza central de la política exterior de Argentina”, dice Jorge Battaglino, catedrático en relaciones internacionales en la Universidad Torcuato di Tella de Buenos Aires.
Respaldo creciente
Los analistas están de acuerdo en que las conmemoraciones de la guerra serán más prominentes este año que nunca antes.
Algunos sostienen que esto se debe a que es el 30° aniversario. Pero también coincide con un cambio de rumbo del gobierno, que está presionando con más fuerza por conversaciones con el Reino Unido.
Londres insiste en que no negociará abiertamente sobre las islas, ya que en su mayoría los isleños desean mantener la soberanía británica.
La consultora Ibarómetro señala que el respaldo entre los argentinos al reclamo de las islas tradicionalmente está entre 65% y 70%, pero los comentarios de Cameron los impulsaron a casi 74%.
El director de Ibarómetro, Pablo López, afirma además que hay un respaldo creciente para la forma más agresiva en que el gobierno está encarando el asunto.
“Desde 2009, el apoyo a la estrategia del gobierno se ha disparado de un 40% a 67%”, agrega.
En la época de la invasión, en 1982, un gobierno militar estaba en el poder en Argentina.
Eran tiempos de malestar social y el estado se encontraba enfrascado en la llamada “guerra sucia”, una campaña contra activistas de izquierda que dejó aproximadamente 30.000 muertos.
Así y todo, el respaldo al enfrentamiento era alto.
Durante años, esto ha complicado el asunto para los argentinos, que han tratado de desvincular el apoyo a la causa de las islas del apoyo al régimen militar.
“Hoy en día la gente ha logrado separar ambos puntos de vista”, dice el sociólogo Vicente Palermo.
“Las Malvinas son vistas como una causa nacional, sin importar si hubo una guerra por las islas precipitada por un gobierno militar impopular”.
El factor Cameron
El Reino Unido ha ocupado las islas desde la década de 1830, pero Argentina insiste en un reclamo previo.
“Es una vieja causa nacional y los militares se aprovecharon del sentimiento popular para tratar de mantener el control del país”, sostiene el sociólogo Atilio Borón.
“La guerra sólo consiguió atrasar el posible inicio de negociaciones entre Argentina y Gran Bretaña”, añade.
Después del conflicto, Argentina sufrió décadas de problemas internos, tanto económicos como políticos, pero la relativa calma de la última década ha permitido que la política exterior pase a primer plano.
La elección de Néstor Kirchner como presidente en 2003 significó un incremento en los esfuerzos de Argentina para reclamar las islas, y desde entonces el gobierno ha buscado activamente apoyo de otros países en la región y en Naciones Unidas.
Kirchner y su esposa Cristina -la actual mandataria- crecieron en la Patagonia argentina, en el sur del país, donde el tema tiene mayor vigencia por la relativa proximidad al territorio disputado.
En ciertos sectores de Argentina se debate si esto explica el interés del gobierno en el asunto.
Algunos, como Palermo, dicen que la posición oficial es sólo una representación fiel de la opinión pública.
Expresa que la presidenta Fernández también podría estar usando a las Malvinas/Falklands para desviar la atención de los problemas internos.
No todos están de acuerdo.
“¿Por qué haría eso la presidenta? Acaba de ser reelegida con mucho apoyo, la economía está creciendo y su popularidad es alta”, afirma Battaglino.
“David Cameron es quien está tratando de desviar la atención de sus asuntos internos”, sentencia Borón.
“La economía de Reino Unido no está mejor que la de Argentina. Buenos Aires no tuvo disturbios sociales y revueltas el año pasado, sino Londres”, agrega.
El gobierno argentino cree que el reciente respaldo de otros países de la región a su reclamo sobre las islas puede haber mejorado las perspectivas de que el Reino Unido acepte a negociar sobre el tema.
Pero hasta ahora, no ha habido ningún indicio de la Cancillería en Londres de algún cambio en la posición británica. (BBC Mundo)