Al menos 15 personas, entre ellas cuatro niños, murieron y otras 42 resultaron heridas esta sábado en un atentado con un camión cargado de explosivos contra un cuartel general de la administración regional en el este de Afganistán, que afectó también a una mezquita, y al que siguió un ataque armado.
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La explosión que dio inicio al ataque se produjo hacia las 12.20 (hora local, 7.50 GMT) en el cuartel general de la administración del distrito de Shinwar, en la conflictiva provincia de Nangarhar, dijo a Efe el portavoz del gobernador regional, Attaullah Khogyanai.
Tras la explosión, añadió el portavoz, un número indeterminado de insurgentes atacó las instalaciones, lo que originó un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad.
“Fueron trasladados a los hospitales 15 cuerpos sin vida y 42 heridos, algunos de ellos en estado crítico”, afirmó Khogyanai, que anotó que entre los fallecidos hay cuatro niños y un miembro de las fuerzas de seguridad.
Los choques entre las fuerzas de seguridad y los insurgentes concluyeron poco después de iniciado el ataque.
Imágenes divulgadas por las autoridades locales mostraron un gran cráter en el lugar de la explosión y las fachadas de varias edificaciones destruidas.
Ningún grupo armado ha reivindicado la autoría del ataque en Nangarhar, una de las provincias más conflictivas de Afganistán, y donde tanto los talibanes como el grupo yihadista Estado Islámico (EI) mantienen una fuerte presencia.
El portavoz del Ministerio de Interior afgano, Tariq Arian, culpó sin embargo en un comunicado directamente a los talibanes, y condenó que el atentado se produjera en las proximidades de una mezquita, donde tenían lugar las oraciones del mediodía.
“Este es un crimen contra el pueblo de Afganistán. Los talibanes son responsables de estos ataques. También estuvieron detrás de ataques similares en el pasado, incluidos ataques a hospitales, congregaciones y lugares de culto”, remarcó Arian.
Este incidente se produce mientras tienen lugar en Doha desde el pasado 12 de septiembre las primeras conversaciones directas de paz entre los talibanes y representantes del Gobierno afgano y otros sectores de la sociedad, que buscan poner fin a casi dos décadas de guerra en Afganistán.
El portavoz del Ministerio de Interior destacó además que, a pesar de las negociaciones de paz, los talibanes han llevado a cabo durante las últimas dos semanas 650 “ataques terroristas”, en los que 69 civiles murieron y otros 141 resultaron heridos.
El alto el fuego entre las fuerzas afganas y los talibanes es uno de los principales temas de la agenda de las negociaciones.