Una bandada de entre 15 y 20 cóndores invadieron el exterior de una casa en un área semirrural en las montañas de Tehachapi, en el sur del estado estadounidense de California. Las aves gigantes se apropiaron de la terraza y el techo y provocaron algunos destrozos, informa The New York Times.
SurFlorida – RT
Estos animales, conocidos como cóndores de California, aparecieron en la vivienda de Cinda Mickols el fin de semana pasado, mientras ella estaba ausente. A su hija, Seana Quintero, le pareció extraña la llegada de tantos ejemplares de estas aves, una especie en peligro de la que quedan menos de 200 ejemplares en el estado, y decidió hacer pública la historia este miércoles en Twitter, donde compartió varias fotografías.
She does think this is pretty amazing but also the worst. They don’t have to leave her property but leave the house alone. They keep hanging out on her roof and railings messing with stuff and pooping everywhere. Trees are fine but not the house please 🙏 pic.twitter.com/QhE9XVERZF
— Seana Lyn (@SeanaLyn) May 5, 2021
Quintero aseguró entonces que los animales no querían abandonar la casa y que, además de su actitud destructiva, habían dejado excrementos por todas partes. “Hay más caca de cóndor de la que puedo manejar. Es como concreto y no se desprende”, aseguró.
Ante la negativa de los cóndores de irse, la familia decidió comunicarse con el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE.UU. La oficina explicó que la casa se ubica en un hábitat histórico de cóndores, donde las aves encuentran fuentes de alimento y, por tanto, no es inusual verlos merodeando. “Infortunadamente, a veces perciben las casas y las terrazas como lugares adecuados para posarse”, subrayaron.
Over the weekend ~15 California condors descended on my moms house and absolutely trashed her deck. They still haven’t left. It sucks but also this is unheard of, there’s only 160 of these birds flying free in the state and a flock of them decided to start a war with my mom 😭 pic.twitter.com/bZyHsN58Bk
— Seana Lyn (@SeanaLyn) May 5, 2021
Para alentar a las aves a que se fueran sin causarles daño, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre sugirió usar mangueras de agua, gritar, aplaudir o gritar. Este viernes Seana aseguró que algunos de los plumíferos habían optado por ocupar árboles cercanos, mientras que los demás daban vueltas sobre el valle. “Solo están esperando hasta que ella [su mamá] se vaya de nuevo para hacer otra fiesta”, bromeó.