Luis Arce asumió el domingo la presidencia de Bolivia tras un año de turbulencias políticas, devolviendo a los socialistas al poder después de que el líder Evo Morales dejara el Gobierno a fin del año pasado en medio de violentas protestas.
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Arce, de 57 años, prestó juramento en una ceremonia en La Paz a la que asistieron los jefes de Estado de Argentina, Paraguay, Colombia y España, entre otros, así como altos funcionarios de Chile, Irán y del Gobierno de Nicolás Maduro, de Venezuela.
El modesto exministro de Economía, reconocido como el arquitecto del rápido crecimiento de Bolivia bajo la gestión de Morales, comenzó a gobernar pensando en aliviar a una nación dividida, que todavía se tambalea por la crisis política y la pandemia del coronavirus.
“Tenemos ante nosotros el gran desafío de volver a reconstruir nuestra economía, de generar certidumbre, de generar crecimiento (…) de reducir las desigualdades económicas y sociales”, señaló Arce ante el Congreso de Bolivia.
Las protestas en ciudades como La Paz, Santa Cruz o Cochabamba mostraban el domingo que el nivel de tensión política sigue siendo alto.
Los cambios realizados por el Congreso -controlado por los socialistas- para reducir la mayoría necesaria para aprobar nuevas leyes y el regreso planeado de Morales del exilio en Argentina, donde vive desde que salió de Bolivia en 2019, son algunos de los principales aspectos rechazados por la oposición.
Morales, quien dirigió el país durante casi 14 años como el primer presidente indígena, provocó una reacción generalizada a finales de 2019 al proclamarse ganador de unas elecciones que la oposición consideró fraudulentas.
El líder indigenista se vio obligado a renunciar tras protestas generalizadas y perder el apoyo de la policía y los militares. Huyó del país a México y luego a Argentina.
Arce, quien fue elegido personalmente por Morales y es un aliado cercano, ha dicho que el expresidente no jugará ningún papel en su Gobierno. Se espera que Morales cruce de regreso a Bolivia el lunes antes de dirigirse a su bastión rural en Chapare.
Como ministro de Economía, Arce impulsó la nacionalización estratégica de sectores como los de hidrocarburos y energía y fomentó la producción y el comercio con inversiones públicas, subsidios y bonos, lo que ayudó a Bolivia a crecer a una de las tasas más altas de América Latina.
Ronald MacLean, un analista local, dijo que Arce ahora enfrentará una era más dura en Bolivia y que su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), necesita un socialismo más “liberal”.
“La nueva generación del MAS y Luis Arce saben que el modelo anterior no da más y debe cambiar el modelo económico acorde a las nuevas circunstancias”, dijo. “Debe inventar el socialismo del Siglo XXI”.