**Son muchos los factores que definirán las elecciones del 14 de abril en Venezuela. Maduro juega con la emocionalidad. Capriles con la realidad en medio de una campaña de discurso duro donde la imagen del fallecido presidente Hugo Chávez sigue vigente como el talismán para la continuidad del gobierno. Por otro lado el ventajismo del Consejo Nacional Electoral afecta seriamente las posibilidades opositoras.
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En menos de 30 días Venezuela estará eligiendo en un evento inusual, al próximo presidente.
De un lado el oficialismo buscará afianzarse en la imagen del mandatario fallecido y del otro la oposición acentuará su matriz de que este es un gobierno caracterizado por el fracaso y el atraso.
Esta campaña sin lugar a dudas se va a identificar con la dureza del discurso. Capriles ha cambiado su estrategia con la finalidad de poner al candidato del oficialismo a la defensiva. En las primeras de cambio lo ha logrado, pero aún falta mucho trecho por recorrer.
La recomendación que la han dado es que tome la iniciativa, marque el ritmo de la campaña y logre estimular a una oposición que está adormecida por los últimos dos reveses.
Entre tanto Nicolás está haciendo un enorme esfuerzo por mantener viva la imagen del comandante fallecido en aras de preservar el inmenso caudal electoral que le dejó el 7 de octubre.
Remitiéndonos al pasado reciente, si Capriles logra despertar a la oposición como ha sido su propósito inicial, arrancará con 6.591.304 votos que no son nada despreciables sobre todo porque el adversario no es el mismo. Nicolás por su parte acaricia la idea de disponer de 8.191.132 sufragios, de los cuales, de acuerdo al análisis de varios expertos no todos serían endosados al nuevo líder del proceso. Pueden migrar o abstenerse.
Se supone que los votos que obtuvo Capriles en octubre pasado son duros, pero también que al menos un 20% de los que sacó Chávez pertenecieron exclusivamente a él por su carisma y no al proceso. De manera que si no hay una estrategia acertada estos porcentajes estarían en disputa.
Si analizamos los techos de cada candidato tenemos que Capriles puede crecer entre un 10 y 15% si logra captar algo del voto blando que dejó Chávez, pero es poco probable que Maduro pueda cautivar voluntades opositoras.
Ello indica que el reto de Capriles en caso de que todo le salga bien está en conseguir al menos, un millón de votos más que estarían entre los indecisos y el llamado voto blando del chavismo; y el de Nicolás evitar que esas voluntades migren hacia la oposición, teniendo en cuenta que ya no se cuenta con el carisma ni el magnetismo del presidente.
Por supuesto no estamos tomando en cuenta la abstención, pero como van las cosas es muy probable que la misma se mantenga a los niveles de octubre.
Como ven, se avizora un desenlace electoral muy tenso y nada fácil, en medio de la circunstancias de contar con un sistema electoral nada confiable por su marcado ventajismo a favor del gobierno. (Jairo Cuba/Surflorida.com)