Los dueños de restaurantes, parques de diversión y negocios se las han visto en figurillas para conseguir empleados y dicen que han podido reanudar sus actividades ahora que pasó lo peor de la pandemia del coronavirus gracias a los adolescentes, que realizan labores que los adultos no quieren o no pueden hacer.
SurFlorida / AP
Como consecuencia de ello, los adolescentes dispuestos a limpiar mesas de restaurantes o hacer de salvavidas en parques acuáticos están cobrando 15 dólares la hora, si no más, y reciben otras compensaciones o dinero para pagar sus estudios. Esta tendencia representa un cambio respecto al período que siguió a la fuerte recesión del 2007 al 2009, cuando personas mayores realizaron labores habitualmente reservadas para los adolescentes.
Esta vez, una marcada escasez de personal, sobre todo en restaurantes, el sector turístico y el entretenimiento, hizo que los adolescentes fuesen nuevamente muy requeridos.
“Les estamos muy agradecidos”, comentó Akash Kapoor, CEO de Curry Up Now. Unos 50 adolescentes trabajan este verano en sus cinco restaurantes de comida callejera india en San Francisco, comparado con una docena el año pasado. “Tal vez no estaríamos abiertos de no ser por ellos”.
El porcentaje de chicos de 16 a 19 años que están trabajando es el más alto en años. En mayo, un 33,2% de ellos estaban trabajando. Es el porcentaje más alto desde el 2008. La cifra se mantuvo en 31,9% en junio, según el Departamento del Trabajo.
En Cattivella, restaurante italiano de Denver, por ejemplo, Harry Hittle, de 16 años, gana hasta 22,5 dólares la hora, incluidas propinas, por recoger lo que queda en las mesas. Usa el dinero para pagar por la gasolina y el seguro de su auto, y se compró además una bicicleta de ruta y una guitarra eléctrica.
“Nunca ha habido un mejor momento para buscar trabajo si eres adolescente”, dijo Mathieu Stevenson, CEO de Snagajob, un portal que recluta trabajadores por horas.
Neeta Fogg, Paul Harrington e Ishwar Khatiwada, investigadores del Centro para Políticas de Mercado y Laborales de la Drexel University, pronostican que este será el mejor año desde el 2008 para adolescentes salvavidas, vendedores de helados y empleados de tiendas. Casi un tercio (el 31,5%) de los jóvenes de 16 a 19 años tendrán trabajo.
El empleo de adolescentes venía mermando, privando a los jóvenes de experiencia laboral y de una oportunidad de convivir con compañeros y clientes de distintos ambientes.
En 1978, la mitad de los adolescentes trabajaron en el verano. Pero esa cifra ha ido cayendo a partir del año 2000 y el verano pasado, en plena pandemia, solo un 26,3% de los adolescentes trabajaron, de acuerdo con los investigadores de Drexel.
El declive en el empleo de adolescentes refleja profundos cambios en la economía y en la perspectiva de los jóvenes. Hay cada vez menos empleos que no requieren capacitación y a menudo los están tomando personas mayores, muchas de ellas extranjeras.
Los jóvenes de familias acomodadas se inscriben en programas académicos de verano o hacen trabajos como voluntarios en un esfuerzo por ser admitidos en universidades buenas. Otros se dedican al deporte en el verano.
Este año las cosas son distintas. Tras el derrumbe del año pasado, la economía se está recuperando mucho más rápido de lo anticipado y los restaurantes, bares, tiendas y parques de diversión hacen frente a una enorme demanda de gente cansada de estar encerrada durante un año o más.
Esos negocios necesitan empleados y les está costando encontrarlos.
Extranjeros con visas J-1, que permiten trabajar y estudiar, a menudo tomaban esos empleos del verano. Pero el gobierno de Donald Trump suspendió esas visas por el coronavirus y en el año fiscal de 2020 se concedieron un 69% menos que en el año previo: 108.510, comparado con las 353.279 del 2019.
Los adultos, especialmente las personas de edad, por otro lado, no se muestran muy entusiasmadas con llenar esas plazas. Algunos tienen problemas de salud o no consiguen quién les cuide los hijos (o no tienen dinero para pagar guarderías), al margen de que todavía hay clases virtuales que requieren su ayuda para conectarse. Los alivios financieros del gobierno por la pandemia, por otra parte, hacen que mucha gente desista de volver al mercado laboral.
Por ello, los comercios ofrecen incentivos para atraer empleados.
Boomers Parks, que administra ocho parques de diversiones, ofrece bonificaciones de hasta 50 dólares a la semana para los adolescentes que se comprometen a trabajar todo el verano. El CEO de la firma, Tim Murphy, dice que, ante la escasez de personal, la competencia por trabajadores es feroz.
En el parque acuático Sahara Sam’s de West Berlin, Nueva Jersey, la empresa bajó la edad mínima para poder trabajar de 16 a 15 años.
Johnathon Miller aprovechó la oportunidad y se postuló. Pronto comenzará a trabajar como salvavidas por 15 dólares la hora, dos dólares más que lo que Sahara Sam’s acostumbraba a pagar.
“No veo la hora de empezar”, dijo Miller, quien vive en Woolwich Township (Nueva Jersey). El chico convenció a un amigo, también de 15 años, de que buscase trabajo allí.
Kapoor dice que los adolescentes necesitan entrenamiento y que tal vez no duren mucho en el trabajo. Pero contratarlos tiene sus ventajas. Con frecuencia llevan amigos a trabajar o consumir, ayudando a producir una nueva generación de clientes. Para atraer a los jóvenes, los restaurantes actualizaron sus ofertas musicales.