El fallecido excandidato republicano a la presidencia Bob Dole fue homenajeado el viernes en la Catedral Nacional de Washington y en el monumento a la Segunda Guerra Mundial que él mismo ayudó a crear, mientras los principales líderes de ambos partidos honraban la capacidad del veterano senador de Kansas para practicar la política sin tapujos sin perder el civismo.
SurFlorida – AP
Mostrando un bipartidismo poco común en el gobierno moderno, los políticos en activo y fuera de él se unieron para rendir homenaje al duro ascenso de Dole, que pasó de ser un veterano de guerra herido a un incondicional del Senado y tres veces infructuoso candidato presidencial.
“Él podía ser partidista y eso estaba bien”, declaró el presidente Joe Biden. “Los estadounidenses han sido partidistas desde que Jefferson y Hamilton se enfrentaron en el gabinete de George Washington, pero como ellos, Bob Dole era un patriota”.
En el funeral se unieron a Biden miembros del Congreso, funcionarios del gabinete, tres ex vicepresidentes republicanos y Bill Clinton, que se impuso a Dole para ganar la reelección presidencial en 1996.
“Hay algo que conecta ese pasado y ese presente, los tiempos de guerra y los de paz, antes y ahora”, dijo Biden, que tocó el ataúd de Dole antes de hablar a los asistentes al servicio y mencionar sus 50 años de amistad.
“El valor, la garra, la bondad y la gracia del teniente segundo Bob Dole, que se convirtió en el congresista Dole, en el senador Dole, en un estadista, en un marido, en un padre, en un amigo, en un colega y —una palabra que se usa a menudo en exceso, pero este no es el caso— en un auténtico héroe”.
Dole, que falleció el domingo a los 98 años, fue herido de gravedad durante la Segunda Guerra Mundial, sirvió casi 36 años en el Congreso y fue líder de los republicanos en el Senado durante más de una década.
Además de su lengua afilada y a menudo sarcástica, entre los atributos más conocidos de Dole estaban su pragmatismo y su ingenio autocrítico, que representaban el sentido del compromiso de épocas pasadas.
Aunque Biden calificó a Dole de ser un “gigante de nuestro tiempo y de todos los tiempos”, dijo que estaba preocupado al final de su vida por la amenaza que suponen para la democracia estadounidense las amargas batallas políticas y que había observado que las luchas internas de ambos partidos “son cada día más inaceptables”.