Un candidato ultraderechista y uno izquierdista apoyado por el Partido Comunista se disputarán la presidencia de Chile en un balotaje el 19 de diciembre luego de que ninguno obtuviera los votos necesarios para ganar en la primera vuelta del domingo.
Sur Florida / AP
El presidente Sebastián Piñera felicitó por la noche al ultraderechista José Antonio Kast, de 55 años y abogado ultraderechista partidario de la dictadura militar (1973-1990), y al izquierdista Gabriel Boric, de 35 años exdirigente estudiantil apoyado por los comunistas. Luego de contabilizar el 91,52% de los votos, Kast obtenía el 28% de los sufragios y Boric el 25,64%.
“Chile necesita cambios, cambios en libertad, en paz y con justicia… con responsabilidad y orden”, dijo el mandatario, que será reemplazado en marzo próximo por el ganador de la segunda vuelta.
Es la primera vez desde la recuperación de la democracia en 1990 en que los candidatos presidenciales favoritos están más lejos del centro político, lo que ha generado incertidumbre política y económica.
“Este es un triunfo de todo Chile (…) nos permitirá devolverle la paz y el orden a nuestro país”, dijo Kast en su comando, donde flameaban banderas y los cánticos se imponían a las conversaciones. Más tarde, Boric señaló que “se nos ha encomendado liderar una disputa por la democracia, por la inclusión y por el respeto de la dignidad”.
Pamela Figueroa, analista de la Universidad de Santiago, dijo a The Associated Press que el paso al balotaje de un candidato ultraderechista y de otro izquierdista se debe “a la necesidad de respuestas concretas a necesidades muy disímiles como el orden (Kast) y la demanda de abordar los derechos sociales e injusticias (Boric)”.
Hace dos años un violento estallido social fue seguido de masivas protestas contra las injusticias políticas y económicas del país sudamericano, demandas que siguen vigentes.
El resultado del domingo “es una reacción al descontento con las coaliciones preponderantes en los últimos 30 años”, opinó Paz Milet, académica de la Universidad de Chile.
El tercer lugar, con un 13%, fue para el ingeniero comercial populista Franco Parisi, que compitió desde Estados Unidos por redes sociales, ya que en Chile enfrenta una demanda judicial porque tiene una millonaria deuda en pensiones alimenticias de sus hijos. De momento no se ha pronunciado si apoyará a Boric o a Kast, o a ninguno.
Luego de que se publicaran los primeros resultados tras el cierre de casillas, Sebastián Sichel, un independiente que representa al oficialismo de centroderecha y que tenía un 12% de las preferencias, dijo que “tengo diferencias programáticas (con Kast), que estoy dispuesto a conversar. No quiero que gane la extrema izquierda”. Yasna Provoste, la candidata de la centroizquierda y que durante la campaña fue muy crítica del programa de Boric, dijo que esperará “qué le va a ofrecer al país”, a diferencia de Álvaro Elizalde, presidente del Partido Socialista que integraba el pacto de Provoste, que exhortó a respaldar al exdirigente universitario.
Entre los chilenos, la incertidumbre era palpable al cierre de la votación. Sergio Expósito, 61 años, ingeniero químico, dijo a The Associated Press que “los extremos son malos. Creo que la gente va a votar en conciencia y a la mayoría no le gustan los extremos”, mientras Antonia Alegría, 18 años, estudiante bioquímica, contó que decidió votar el domingo porque “me da miedo el avance de la ultraderecha y eso ha sido un factor para venir a votar”.
Kast —que compite por el Frente Social Cristiano, un pacto entre dos partidos conservadores— tuvo que explicar durante su campaña electoral algunas de sus controvertidas propuestas de gobierno, como la que pretende derogar la ley de aborto en tres causales, vigente hace cuatro años, y cavar una zanja en la frontera para impedir la llegada de inmigrantes. “La zanja es para un control fronterizo”, explicó, y dijo que los inmigrantes indocumentados van a ser invitados a salir o sino, “en algún momento les vamos a poner transporte”, para que retornen a su país de origen.
El ultraderechista —que recientemente dijo que no era un candidato “extremo”— promete recuperar el orden público, achicar el Estado con el despido de 20.000 empleados y rebajar impuestos por hasta 8.800 millones de dólares, entre ellos bajar de un 19% a un 17% el impuesto al valor agregado, el que más recauda; de un 27% a un 17% los gravámenes a las empresas; impuesto cero a las pequeñas empresas y rebajas impositivas a quienes ganen entre 400 y 800 dólares mensuales.
Por su parte Boric, que representa a Apruebo Dignidad, una alianza entre el izquierdista Frente Amplio y el Partido Comunista, propone una reforma tributaria para recaudar 8 puntos del PIB, con más impuestos a los súper ricos, a los ingresos mensuales superiores a los 5.400 dólares, “impuestos verdes” y elevar los tributos a la gran minería del cobre, entre otros, así como eliminar las Administradoras de Fondos de Pensiones, (AFP), criticadas transversalmente porque otorgan bajas pensiones.
El más joven de los siete candidatos también propuso crear un Fondo Universal de Salud para evitar que Chile siga teniendo dos tipos de salud, una de las cuales discrimina por ingresos. También impulsa una reactivación económica que incluya una subvención al empleo femenino y la defensa de los derechos de la población LGBTIAQ+. Además plantea crear un cupo laboral de 1% en empresas públicas y privadas para personas transgénero.
Cualquiera sea el nuevo presidente, el panorama económico para 2022 será complejo. Chile crecería un 11,5% en 2021 para caer en torno al 2% el próximo, y seguiría con una inflación –por factores externos e internos– que cerraría el año cerca del 6%, algo no visto en 13 años por los chilenos, que ya no tendrán los 50.000 millones de dólares que giraron de sus fondos de pensiones ni los subsidios estatales por la pandemia, que desataron el consumo.
El padrón electoral lo integran 15 de los 19 millones de personas y, como en otras ocasiones, pudieron votar los chilenos que viven en el exterior.